Domingo 21 de agosto de 2022 – «La puerta estrecha»

Iván A. Virgen, LC 

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Jesús, creo en ti porque eres la verdad misma. Que mi fe se manifieste en las obras que realizo para dar gloria a tu nombre.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 13, 22-30

En aquel tiempo, Jesús, de camino hacia Jerusalén, recorría ciudades y aldeas enseñando. Uno le preguntó: «Señor, ¿serán pocos los que se salven?». Jesús les dijo: «Esforzaos en entrar por la puerta estrecha. Os digo que muchos intentarán entrar y no podrán. Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta, os quedaréis fuera y llamaréis a la puerta, diciendo: «Señor, ábrenos»; y él os replicará: «No sé quiénes sois». Entonces comenzaréis a decir. «Hemos comido y bebido contigo, y tú has enseñado en nuestras plazas». Pero él os replicará: «No sé quiénes sois. Alejaos de mí, malvados». Entonces será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, Isaac y Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros os veáis echados fuera. Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios. Mirad: hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos».

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

La pregunta por las personas que alcanzarán la salvación se da desde los tiempos de nuestro Señor. Se dan diversos tipos de debates sobre el número de los salvados. Hay quienes afirman que sólo habrá lugar para ciento cuarenta y cuatro mil, también hay quien dice que todo el mundo se salvará y que el infierno está prácticamente vacío. Esta duda viene del profundo del corazón del hombre que se pregunta por las posibilidades de salvación, como si la posibildad de alcanzarla dependiera del lugar disponible.

Jesús no nos da ilusiones falsas sobre la salvación. En efecto, Él afirma que son pocos los que salvan pues es estrecha la puerta de la salvación. Esto no debe hacernos temer la realidad venidera, sino que debe incentivarnos a buscar el camino correcto en cada momento de tal manera que el Señor nos reconozca cuando nos lleguemos a presentar ante Él.

«En la actualidad pasamos ante muchas puertas que invitan a entrar prometiendo una felicidad que luego nos damos cuenta de que dura sólo un instante, que se agota en sí misma y no tiene futuro. Pero yo os pregunto: nosotros, ¿por qué puerta queremos entrar? Y, ¿a quién queremos hacer entrar por la puerta de nuestra vida? Quisiera decir con fuerza: no tengamos miedo de cruzar la puerta de la fe en Jesús, de dejarle entrar cada vez más en nuestra vida, de salir de nuestros egoísmos, de nuestras cerrazones, de nuestras indiferencias hacia los demás. Porque Jesús ilumina nuestra vida con una luz que no se apaga más. No es un fuego de artificio, no es un flash. No, es una luz serena que dura siempre y nos da paz. Así es la luz que encontramos si entramos por la puerta de Jesús». (S.S. Francisco, Ángelus del 25 de agosto de 2013).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Ofrecer un pequeño sacrificio (por ejemplo: no comer algo que me guste, evitar andar criticando, reducir tiempo en las redes sociales, etc.), haciendo un acto de esperanza, sabiendo que encontraremos en el cielo la recompensa a los esfuerzos de la vida terrena.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

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