Domingo 24 de enero de 2021 – Una invitación.
San Francisco de Sales, obispo y doctor de la Iglesia
H. Juan Pablo García Hincapié, L.C.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor Jesús, que me amas cada día y me demuestras tu amor en cada uno de los momentos de mi vida, dame la gracia de poder acercarme con mucha fe a Ti, realmente poder dialogar contigo y experimentar, desde lo más profundo de mi corazón, todo lo que me quieras decir. Que hoy pueda escuchar tu voz que me vuelve a decir: “Ven y sígueme”.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Marcos 1, 14-20
Después de que arrestaron a Juan el Bautista, Jesús se fue a Galilea para predicar el Evangelio de Dios y decía: “Se ha cumplido el tiempo y el Reino de Dios ya está cerca. Conviértanse y crean en el Evangelio”
Caminaba Jesús por la orilla del lago de Galilea, cuando vio a Simón y a su hermano, Andrés, echando las redes en el lago, pues eran pescadores. Jesús les dijo: “Síganme y haré de ustedes pescadores de hombres”. Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Un poco más adelante, vio a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, que estaban en una barca, remendando sus redes. Los llamó, y ellos, dejando en la barca a su padre con los trabajadores, se fueron con Jesús.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
«Ven y sígueme». Esta es una frase que impacta a cada apóstol que se ha propuesto seguir de cerca los pasos de Cristo. Esta invitación se convierte en una opción definitiva cuando caminamos al lado del Maestro y dejamos de ver hacia atrás para lanzarnos hacia adelante. Muchas veces sucede que lo que está adelante es inesperado y por esto causa miedo. Decidirse por seguir al Señor, como lo hacen los apóstoles, es la decisión que debemos tomar. Al caminar con el Señor es necesario levantar la mirada y volver a verlo; abrir bien nuestros ojos y darnos cuenta que a la persona que estamos siguiendo, no es cualquiera sino Cristo mismo que nos ha revelado su amor y que nos envía al apostolado.
Es verdad que al inicio los apóstoles tuvieron que dejar sus redes para ponerse en camino. El camino es inesperado cuando se sigue al Maestro sin ninguna condición, pero como Él es nuestro Pastor nunca nos falta nada. Dejar todo lo que pueda ser apego para volver a tener la mirada bien fija en el Señor, así como lo que nos pueda obstaculizar seguirlo.
Hoy Cristo hace la invitación de dejar cada una de nuestras seguridades, a mirarle y a caminar junto con Él. Aunque sea el camino arduo, alegre o inesperado hay que alzar la mirada y ver que Él es por quién vale la pena continuar el camino y nuestro apostolado.
«Llama a sus discípulos y los invita a ir con Él, los invita a caminar la ciudad, pero les cambia el ritmo, les enseña a mirar lo que hasta ahora pasaban por alto, les señala nuevas urgencias. Conviértanse, les dice, el Reino de los Cielos es encontrar en Jesús a Dios que se mezcla vitalmente con su pueblo, se implica e implica a otros a no tener miedo de hacer de esta historia, una historia de salvación. Jesús sigue caminando por nuestras calles, sigue al igual que ayer golpeando puertas, golpeando corazones para volver a encender la esperanza y los anhelos: que la degradación sea superada por la fraternidad, la injusticia vencida por la solidaridad y la violencia callada con las armas de la paz. Jesús sigue invitando.»
(Homilía de S.S. Francisco, 21 de enero de 2018).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Señor dame la gracia de caminar contigo y ser fiel seguidor de tu voluntad en cada una de las circunstancias de mi vida. Recuérdame, cuando sea débil y caiga, volver a mirarte y llevarte en mi corazón como prenda de todo lo que amo. Camina conmigo y nunca me dejes en medio de mis caídas; y en los triunfos recuérdame que todo mi caminar para seguir tu llamado es para darte gloria.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Pedir la gracia de caminar cada día en su divina Voluntad.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.