promesas

Domingo 27 de septiembre de 2020 – Promesas o acciones.

San Vicente de Paúl, presbítero

H. Emmanuel Toro, L.C.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

 

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor Jesús, ayúdame a vivir mi día en tu presencia, que Tú seas mi fuerza en el combate, mi voluntad para hacer posible cualquier tarea. Que vea en Ti el apoyo seguro y firme para no dejarme arrastrar por las tentaciones del mundo.

 

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Mateo 21, 28-32

En aquel tiempo, Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: «¿Qué opinan de esto? Un hombre que tenía dos hijos fue a ver al primero y le ordenó: ‘Hijo, ve a trabajar hoy en la viña’.  Él le contestó: ‘Ya voy, Señor, pero no fue. El padre se dirigió al segundo y le dijo lo mismo. Este le respondió: ‘No quiero ir’, pero se arrepintió y fue. ¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre?». Ellos le respondieron: «El segundo».

Entonces Jesús les dijo: «Yo les aseguro que los publicanos y las prostitutas se les han adelantado en el camino del Reino de Dios. Porque vino Juan, predicó el camino de la justicia y no le creyeron; en cambio, los publicanos y las prostitutas sí le creyeron. Ustedes, ni siquiera después de haber visto, se han arrepentido ni han creído en él».

Palabra del Señor.

 

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

El Evangelio nos recuerda algo que a menudo olvidamos: las palabras pueden carecer de sentido. Las promesas son vacías cuando no van seguidas de acciones. El segundo hijo es arrogante pero su acción muestra su bondad. El primer hijo suena cooperativo pero no cumple su promesa. Y nosotros, ¿hacemos promesas a otros que se escapan rápidamente por la ventana?

¿Cuál de lo dos hijos somos? Reflexionemos cómo va nuestra vida, qué decisiones tomamos, qué palabras usamos, qué voluntad ponemos para realizar las cosas de cada día.

¿Pensamos en en nuestra relación con Dios? Pidamos al Señor que nos ayude a encontrar tiempo para pensar en las cosas que realmente importan pues no podemos olvidar que hay que vivir de cara a Dios y no de los hombres.

Necesitamos ingeniárnoslas para ver cómo podemos hacer feliz a la Persona que nos amó y ama tanto, buscando lo que más le agrada. Y lo que Cristo quiere es nuestro corazón y nuestra vida entera, para que trabajemos junto a Él en la viña de nuestro entorno social, para poder realizarnos dándonos a nosotros mismos y ayudando a los demás; dando testimonio de su amor.

 

 

«¿Salgo de mí para ir cada día hacia el Señor? ¿Tengo sentimientos y gestos de piedad con los necesitados? ¿Tomo las decisiones importantes en la presencia de Dios? Dejémonos provocar al menos por uno de estos tres estímulos. Estaremos más en sintonía con el deseo de Jesús en el Evangelio: no perder nada de cuanto el Padre le ha dado [mandado]. En medio de tantas voces del mundo que nos hacen perder el sentido de la existencia, sintonicémonos con la voluntad de Jesús, resucitado y vivo: haremos del momento presente un alba de resurrección.»

(cf Homilía de S.S. Francisco, 4 de noviembre de 2019).

 

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

 

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Le demostraré mi amor y gratitud a Jesucristo dando una ayuda considerable a cualquier persona necesitada.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Amén.

 

¡Cristo, Rey nuestro!

¡Venga tu Reino!

 

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.

Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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