Domingo 3 de mayo de 2020 – El ejemplo del buen pastor.
Jesucristo, Buen Pastor
H. Francisco J. Posada, L.C.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, que te reconozca como el pastor y guía en mi vida; dame la gracia de seguirte a donde Tú quieras, porque a veces el camino es difícil, pero tu vara y tu cayado me dan seguridad. Señor, quiero sentirte cerca el día de hoy.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Juan 10, 1-10
En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos: “Yo les aseguro que el que no entra por la puerta del redil de las ovejas, sino que salta por otro lado, es un ladrón, un bandido; pero el que entra por la puerta, ése es el pastor de las ovejas. A ése le abre el que cuida la puerta, y las ovejas reconocen su voz; él llama a cada una por su nombre y las conduce afuera. Y cuando ha sacado a todas sus ovejas, camina delante de ellas, y ellas lo siguen, porque conocen su voz. Pero a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños”.
Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron lo que les quería decir. Por eso añadió: “Les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes que yo, son ladrones y bandidos; pero mis ovejas no los han escuchado.
Yo soy la puerta; quien entre por mí se salvará, podrá entrar y salir y encontrará pastos. El ladrón sólo viene a robar, a matar y a destruir. Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
En una buena relación, desde un inicio se puede palpar que hay algo especial que no se puede explicar fácilmente, pero se siente que se está bien con el otro. Jesús quiere entrar en nuestra vida como buen pastor que nos acoge, nos cuida y nos ama; esta forma de relacionarnos con Él es especial, sin duda. Él es un ejemplo de lo que significa preocuparse y cuidar del otro porque se esmera en amar a las ovejitas, nos las deja solas por nada del mundo. La atención que les brinda es de corazón porque las quiere, y ese amor no deja que les pase nada.
Parte de este cuidado es ayudarlas con correcciones cuando lo necesitan. Las corrige porque las quiere y ve que lo mejor vendrá después, si siguen el camino que Él les indica.
Después de haber estado con el pastor bueno las ovejas no se pueden olvidar de Él, les ha dejado una huella en el alma. Cuando ya han crecido, escuchan su voz porque lo aman; tal vez al inicio no lo amaban tanto, pero aprendieron con el tiempo a amarlo y darse cuenta de que la vida no es la misma sin Él. Ese amor que les mostró no era como el de otros que son ladrones, vienen y se van, no les importan las ovejas solo lo que pueden sacar de ellas; en cambio el buen pastor da la vida por sus ovejas. El buen pastor no es como los otros que se esconden y no entran por la puerta de enfrente, sino que hace todo a la luz del día.
Pidámosle a María, en este mes de mayo, que nos conceda la gracia de acercarnos más a su hijo, que ella nos guíe al divino pastor, a nosotros que somos como ovejitas con hermosas rosas (ave Marías) en la boca proclamando las maravillas de Dios. Que en su regazo materno nos sintamos protegidos de todo mal y contentos de estar con ella.
«A los verbos y a los gestos que describen el modo en que Jesús, el Buen Pastor, se relaciona con nosotros, hacen eco los verbos que se refieren a las ovejas, es decir a nosotros: “escuchan mi voz”, “me siguen”. Son acciones que muestran cómo debemos corresponder a las actitudes tiernas y atentas del Señor. En efecto, escuchar y reconocer su voz implica intimidad con Él, que se consolida en la oración, en el encuentro de corazón a corazón con el divino Maestro y Pastor de nuestras almas. Esta intimidad con Jesús, este ser abierto, este hablar con Jesús, refuerza en nosotros el deseo de seguirlo, saliendo del laberinto de los caminos equivocados, abandonando comportamientos egoístas, para encaminarnos por las sendas nuevas de la fraternidad y del don de nosotros mismos, a imitación suya.»
(Homilía de S.S. Francisco, 12 de mayo de 2019).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Leer y meditar detenidamente el salmo 23.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.