Domingo 7 de marzo de 2021 – El corazón humano de Jesús.
Domingo 3º. de Cuaresma
H. Francisco J. Posada, L.C.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, te pido la gracia de experimentarte más cercano en este tiempo de cuaresma porque, a veces, puedo sentirte lejos hasta el punto de pensar que no te importo, pero tengo la certeza de que siempre piensas en mí y tu amor es eterno. Dame la gracia de poner toda mi confianza en Ti para que dé todo lo que tengo, hasta mi propia vida, por ti y por tu Reino. ¡Sagrado Corazón de Jesús, en Ti confío!
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Juan 2, 13-25
Cuando se acercaba la Pascua de los judíos, Jesús llegó a Jerusalén y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas con sus mesas. Entonces hizo un látigo de cordeles y los echó del templo, con todo y sus ovejas y bueyes; a los cambistas les volcó las mesas y les tiró al suelo las monedas; y a los que vendían palomas les dijo: «Quiten todo de aquí y no conviertan en un mercado la casa de mi Padre».
En ese momento, sus discípulos se acordaron de lo que estaba escrito: El celo de tu casa me devora.
Después intervinieron los judíos para preguntarle: «¿Qué señal nos das de que tienes autoridad para actuar así?». Jesús les respondió: «Destruyan este templo y en tres días lo reconstruiré». Replicaron los judíos: «Cuarenta y seis años se ha llevado la construcción del templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?».
Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Por eso, cuando resucitó Jesús de entre los muertos, se acordaron sus discípulos de que había dicho aquello y creyeron en la Escritura y en las palabras que Jesús había dicho.
Mientras estuvo en Jerusalén para las fiestas de Pascua, muchos creyeron en él, al ver los prodigios que hacía. Pero Jesús no se fiaba de ellos, porque los conocía a todos y no necesitaba que nadie le descubriera lo que es el hombre, porque él sabía lo que hay en el hombre.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Para conocer algo profundamente hay que experimentarlo porque nos proporciona un conocimiento experiencial. Creo que la Encarnación es algo similar ya que Dios conoce la obra de sus manos mejor que nosotros mismos, pero de una forma misteriosa, no nos conoce por experiencia. La solución fue hacerse hombre con todo lo que esto implica.
El corazón humano es un vasto campo de batalla en el que fuerzas y mociones de todos lados se enfrentan. Hay muchas emociones dentro de nosotros y el punto no es no sentir, sino encauzarlas a lo mejor, en las circunstancias debidas. De esto es ejemplo Jesús, quien no estudió psicología para saber cómo actuar al ver vendedores en la casa de oración, sino que su experiencia de tener un corazón humano le ayudó a saber qué son las emociones y, sobre todo, cómo guiarlas en su vida, para que no nublarán el entendimiento.
Como muchos de los evangelios del tiempo de cuaresma, éste nos prepara para el misterio pascual en el que nos sumergimos para experimentar lo que Cristo sintió en su pasión, muerte y resurrección. Él no dejó que el enojo lo detuviera en su misión de amar hasta el límite, no le tuvo miedo a la muerte porque confiaba totalmente en Dios quien lo resucitaría de entre los muertos, de hecho, esta confianza es retadora «destruyan este templo y en tres días lo reconstruiré». Por las acciones de Cristo y su cumplimiento, los discípulos creyeron en Él y aunque no estaban dispuestos a morir por la verdad, se convirtieron en testigos del verdadero Dios hasta la muerte.
«Esta purificación del santuario era necesaria para que Israel redescubriera su vocación: ser una luz para todos los pueblos, un pequeño pueblo elegido para servir a la salvación que Dios quiere dar a todos. Jesús sabe que esta provocación le costará cara… Y cuando le preguntan: “¿Qué señal nos muestras para obrar así?”, el Señor responde diciendo: «Destruid este templo y en tres días lo levantaré». Y este es precisamente el versículo que quiero daros esta noche, equipo pastoral. Se os ha confiado la tarea de ayudar a vuestras comunidades y a los agentes de pastoral a llegar a todos los habitantes de la ciudad, descubriendo nuevos caminos para encontrar a los que están lejos de la fe y de la Iglesia. Pero, al hacer este servicio, lleváis con vosotros esta conciencia, esta confianza: no hay corazón humano en el que Cristo no quiera y no pueda renacer.»
(Homilía de S.S. Francisco, 9 de noviembre de 2019).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Estar más consciente de la forma en la que reacciono con las personas que me rodean e intentar tratarlas mejor.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.