Domingo 9 de abril de 2023 – Domingo de Pascua – «El primer día»

Paulina Tena González Méndez, CRC 

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén. 

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino! 

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios) 

Te alabo, Señor, y te bendigo porque eres el Dios de la vida, porque eres poderoso y has vencido toda oscuridad en mí y en cada rincón del mundo. Gracias porque el mal no tiene la última palabra y ahora puedo seguirte en el gozo, la alegría y tener vida en abundancia. Creo en ti, acojo todos los regalos que vienen con tu Resurrección, confío que sus efectos se harán vida en mí. Te amo y quiero vivirte vivo. 

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Juan 20, 1-9 

El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. Echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo a quien quería Jesús, y le dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto». Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro. Vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó. Pues hasta entonces no había entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos. 

Palabra del Señor. 

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio 

Cada palabra escrita en el Evangelio tiene una razón de ser, encuentra significados profundos que unifican tu historia de salvación. Abre mi mente para comprender la profundidad que hay en una sola frase.   

“El primer día de la semana”  

Me recuerda al momento de la creación cuando “la tierra era caos y confusión: la oscuridad cubría el abismo y un viento de Dios aleteaba por encima de las aguas. Dijo Dios: Haya luz, y hubo luz” (Gn 1, 2-3). 

Así es el día de nuestra re-creación, redención. Tu resurrección es esa luz que se hace en medio de la oscuridad. ¡De la mía! Tu presencia, cuando te hago espacio, disipa todo caos y confusión. 

Brota la pregunta: ¿Cómo recibir tu resurrección? 

El primer día de la creación no existía nada, bastó la palabra de Dios para que hubiera luz. En mi vida quiero que sea igual, dejar que resuene esa palabra llena de autoridad: “haya luz”. Entonces más que hacer algo, abre mis ojos para darme cuenta de la luz que Tú pones en mi vida. 

Déjame, como los apóstoles, ver y creer. Cuando despierto en una casa como la que tengo, ver y creer que eres Tú en tu Providencia. Cuando experimento paz después de una jornada de entrega, trabajo y cansancio ver y creer que esa paz viene de ti, que me acompañas. Cuando logro vivir en caridad de pensamiento, palabra y acción ver y creer que esa es tu vida en mí. Cuando puedo disfrutar de lo más sencillo de la vida ver y creer que es la vida que me regalas. 

Esta Pascua, ¡Ven, sé mi luz! Re-creame. Permíteme ver y creer. 

«Las palabras que realmente queremos escuchar en este tiempo no son indiferencia, egoísmo, división y olvido. ¡Queremos suprimirlas para siempre! Esas palabras pareciera que prevalecen cuando en nosotros triunfa el miedo y la muerte; es decir, cuando no dejamos que sea el Señor Jesús quien triunfe en nuestro corazón y en nuestra vida. Que Él, que ya venció la muerte abriéndonos el camino de la salvación eterna, disipe las tinieblas de nuestra pobre humanidad y nos introduzca en su día glorioso que no conoce ocaso». (S.S. Francisco, Mensaje Urbi et Orbi de 2020). 

Diálogo con Cristo 

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama. 

Propósito 

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación. 

Hoy, descubre esos destellos de luz en tu vida. Regalos que Dios te da, en donde lo puedes reconocer vivo. 

Despedida 

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén. 

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino! 

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros. 

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

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