El camino sinodal: un evento espiritual donde cada uno aporta la propia vocación

El camino sinodal: un evento espiritual donde cada uno aporta la propia vocación

El camino sinodal: evento espiritual donde se aporta la propia vocaciónEl 9 de marzo de 2022, durante la Plenaria General del Regnum Christi, Mons. Luis Marín de San Marín, O.S.A. impartió una conferencia sobre la sinodalidad, de cara al Sínodo de Obispos de 2023. Mons. Luis Marín nació en Madrid, España y es obispo titular de Suliana y actualmente es el Subsecretario del Sínodo de Obispos. Él, junto con el Secretario General del Sínodo, el Card. Mario Grech, y la religiosa francesa Nathalie Becquart, son el núcleo visible que coordina a toda la Iglesia en el camino sinodal pedido por el Papa Francisco.

Mons. Luis Marín reflexionó con todos los integrantes de la Plenaria sobre el significado del proceso sinodal que él mismo ve como un «momento de gracia, de oportunidad», un momento especial donde Dios llama a la puerta y «somos nosotros los que debemos abrir».

Al presentar la sinodalidad, mencionó que forma parte del «ser y actuarde la Iglesia, es decir, a su dimensión constitutiva…». «Es toda la Iglesia la que es sinodal que va concretando este caminar juntos de diversas maneras. No cabe, por tanto, esa idea del asamblearismo, identificar el Sínodo como una especie de parlamento donde todos opinamos y decidimos, y votamos y todo se pone a votación. No es eso, es un evento espiritual donde cada uno aporta la propia vocación», añade.

El camino sinodal: un evento espiritual donde cada uno aporta la propia vocaciónEl proceso sinodal, más que un conjunto de apresuradas opciones administrativas requiere de una mirada serena a la luz de Cristo para vivir nuestra fe con coherencia porque, «¿qué es el Sínodo, qué es la sinodalidad, el camino y el proceso sinodal? Pues un modo de profundizar en nuestra fe cristiana y de vivirla con coherencia. Nos equivocamos si pensamos que el Sínodo, el camino, el proceso sinodal es un conjunto de decisiones administrativas o una reestructuración, a ver cómo podemos reestructurarnos, cómo ser más eficaces en nuestro apostolado; todo esto será consecuencia, pero la idea fundamental que moverá todo esto y que está a la base es vivir con coherencia nuestra fe», asevera Mons. Luis.

A lo largo de la conferencia, trató el tema de la sinodalidad como evento espiritual. «Simplemente decir que estamos ante un evento del Espíritu que sigue actuando en la historia y mostrando su potencia vivificante. Por eso el proceso sinodal es un proceso espiritual. Papa Francisco insiste mucho en esto: escucharnos los unos a los otros y todos al Espíritu Santo. Un evento espiritual. Se equivoca quien piensa que el camino sinodal, el proceso sinodal es un modo de buscar una mayor participación o poner en cuestión todo, o vamos a ver qué se nos ocurre. No es qué se me ocurre a mí sino escuchar al Espíritu, qué nos dice el Espíritu. Sabiendo que el Espíritu actúa e ilumina en el pueblo de Dios».

El camino sinodal: un evento espiritual donde cada uno aporta la propia vocaciónY, ¿cuáles son los retos que se plantean ante el proceso sinodal? « asumir de una vez por todas la eclesiología de comunión y sus consecuencias prácticas. Se trata de abandonar efectivamente no solo el modelo erróneo de la pirámide, es decir, una estructura vertical, monárquica; y también el de la esfera, la engañosa uniformidad; para pasar al poliedro que refleja la confluencia de todas las parcialidades conservando cada uno su propia originalidad. No se trata de echar agua al vino, de diluirnos. El Espíritu suscita los carismas para el bien de la Iglesia por lo que hay que vivir en profundidad el propio carisma». E insistió: «Hay que conservar, profundizar nuestra esencia, la fe en Cristo, pero desde la experiencia de Cristo, no de la teoría o de la acción, sino desde la experiencia del Cristo vivo, resucitado, que me ama inmensamente y con el que me relaciono todos los días. Y desde ahí hay que llevar a ese Cristo al mundo, pero en un lenguaje comprensible, estar donde está la gente, desde donde se vive, donde se sufre, donde se avanza».

Habló, por último, de tres incidencias pastorales para este proceso sinodal:

  • La primera, profundizar la dimensión comunitaria. Se trata de consultar y discernir y escuchar fundamentalmente con el pueblo de Dios y en el pueblo de Dios: Todos somos el pueblo de Dios. No sólo los laicos. Todos caminamos juntos.
  • Segundo, la pluralidad. El encuentro debe estar abierto a la diversidad que no solo es buena, sino necesaria. En el proceso sinodal no se anulan las vocaciones, ni los carismas, ni los ministerios porque son verdaderos dones del Espíritu para el bien de la Iglesia.
  • Tercero, el dinamismo. Se nos invita a experimentar la novedad del Espíritu en un proceso que no controlamos. Estamos ante una oportunidad extraordinaria. Ante un tiempo de renovación y esperanza. Estamos llamados y convocados a comunicar entusiasmo. Entusiasmados por Cristo al que conocemos.

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