“Me sigue sorprendiendo como, de formas muy sencillas, Dios toca el corazón”.
P. Jesús Arnaldo Rodrigues, LC
El P. Jesús Arnaldo Rodrigues nació en Caracas, Venezuela. Antes de ingresar al noviciado de la Legión de Cristo, estudió tres años de Derecho. Fue ordenado sacerdote el 2012 y desde entonces ha estado trabajando en la pastoral juvenil y como promotor vocacional en la zona de Barquisimeto.
¿Cómo es la vida de un promotor vocacional? ¿A qué se dedica?
Además de rogar al Señor de la mies, que es la labor más importante, me dedico a conocer jóvenes en la universidad y colegios a través de charlas y actividades, para luego acompañarles espiritualmente para que encuentren su plenitud vocacional.
¿Cuál ha sido la mayor aventura que ha tenido realizando esta misión?
Al final de una charla vocacional en un colegio, un joven se me acerca y me dice que le están sucediendo cosas extrañas y que siente presencias en su cuarto. Le recomendé confesarse y que luego me avisara. Como era de esperar, no se confesó y los sucesos empezaron a empeorar al punto de sentir la presencia encima de la cama que le presionaba el pecho para asfixiarlo. Me pidió ir a su casa varias veces, pero no puede, hasta que un día lo arrastraron de la cama y no era nadie. Ese día los papás me fueron a buscar al colegio. Almorcé con ellos, luego confesé a todos y debo reconocer que cuando estaba haciendo la bendición y entré al cuarto del joven estaba muy nervioso por todo lo que había sucedido. La verdad no sentí nada extraño, terminé la bendición y me fui. Seis meses después me encontré al joven por la calle y me agradeció efusivamente porque después de ese día no había vuelto a suceder nada y un año después también me conseguí a los papás quienes me agradecieron emocionados. Ciertamente a quien hay que agradecer es a Dios, y a partir de ahí hasta yo mismo aumenté mi fe en el poder de quien nos ha creado y ha dado su vida por amor a nosotros.
¿Y su mayor satisfacción?
Ver la acción de Dios en las personas, la Legión y la Iglesia. Por ejemplo, enterarme después de 15 años que un joven que conocí por un afiche vocacional y llevé a una convivencia en México ahora es monje de una congregación contemplativa.
¿Cómo llama Dios hoy?
De mil maneras. Me sigue sorprendiendo como, de formas muy sencillas, toca el corazón. A través del buen testimonio de un sacerdote, en una adoración eucarística, por la lectura de un libro, al experimentar la alegría de darse a los demás, por un acontecimiento o las palabras de una persona, etc.
¿Cuáles son los mayores retos de un promotor vocacional hoy?
Lograr, con la ayuda de Dios, que los jóvenes con inquietud vocacional mantengan su vida de gracia y continúen su discernimiento sin dejarse arrastrar por las constantes invitaciones del demonio a pecar y a desistir de la lucha.