Fratelli Tutti – una encíclica sobre la fraternidad y la amistad social
Por Bernardo Rangel Sada
Una vez más, el Papa Francisco sacude nuestras conciencias. En su nueva encíclica social, Fratelli Tutti, el Santo Padre nos invita a apostar por la fraternidad y la amistad social.
¿Cómo podemos convivir todos juntos? ¿Cómo sostenernos y ayudarnos? ¿Cómo soñar juntos con un mundo mejor? Esto sólo será posible mediante una nueva forma de vida donde aprendamos a reconocernos, a amarnos y a valorarnos unos a otros.
El Papa en Fratelli Tutti nos dice que soñamos con un mundo mejor, pero que nos topamos con barreras, con muros, con ideologías muchas veces nutridas por visiones antropológicas reductivas y que descartan a las personas mediante la trata, la exclusión, las nuevas formas de racismo y las guerras. Si bien contamos con una declaración universal de los derechos humanos y con reglas económicas eficaces para el crecimiento sostenido, esta encíclica nos hace ver que aún faltan reglas para el desarrollo humano integral.
Esta carta es una llamada a la alteridad, a la escucha, a la solidaridad, a la apertura y a la caridad política. Las repercusiones son múltiples.
Alteridad centrada en una cultura del encuentro. El Papa nos deja tarea a todos los que estudiamos la economía y la política. Bajo este poderoso principio subyace una fuerza que romperá con algunos paradigmas. Como ejemplo, en economía política se estudia el modelo de la acción racional, el cual explica los motivos lógicos que nos mueven a actuar. En este tipo de análisis muchas veces encontramos que aquello que aporta valor lógico a cada individuo no siempre deriva en beneficios colectivos esperados (por ejemplo: la suma de riquezas individuales no siempre redunda en una riqueza para toda la población). Más aún, este tipo de teorías no alcanzan a entender el valor de la solidaridad en un orden lógico o terminan por justificar este tipo de comportamiento humano como racional “autocomplaciente”. Desde mi perspectiva, Fratelli Tutti es un llamado para explorar nuevos modelos de relacionalidad que complementen la lógica racional, es decir, que estudien los motivos solidarios de nuestro actuar y que divulguen la lógica de la gratuidad dentro del actuar cristiano.
Escucha. ¿Cuántas veces nos dentemos ante nuestro prójimo como el buen samaritano? Fratelli Tutti nos invita a no acostumbrarnos a mirar de reojo las necesidades de nuestros semejantes, sino a honrar el cuerpo de Cristo en cada una de las personas con las que nos encontramos: individuos sin techo, inmigrantes, adultos mayores, discapacitados, etc.
Solidaridad. “¿Cómo podemos desarrollar hábitos solidarios, pensar la vida humana más integralmente y dar calidad a nuestras relaciones humanas?” “¿Qué puedo hacer?” “¿Qué está a mi alcance?” “¿Puedo ampliar mi círculo social para servir, cuidar a personas frágiles en mi familia y en la sociedad, compartir mis bienes con los pobres, preocuparme por mis vecinos en un nosotros barrial?” Estas preguntas aparecen en Fratelli Tutti y son también, desde mi punto de vista, un llamado a los empresarios “cuya noble vocación es la de producir riqueza y mejorar el mundo para todos”, generar fuentes de trabajo y fomentar capacidades tecnológicas y económicas[1].
Apertura. El Papa Francisco pide acoger, proteger, promover e integrar a los migrantes con un elenco de propuestas específicas para afrontar las más graves crisis humanitarias presentes[2]. Asimismo, explica que esta apertura entre los pueblos se dará desde el amor a la tierra y a los propios rasgos culturales, la cual no atenta contra la identidad sino que es una nueva síntesis que beneficia a todos.
Caridad política. El corazón de la Doctrina Social de la Iglesia radica en el amor, pues éste sintetiza toda ley. Todos aquellos que trabajan en la política pueden perfeccionarla o incluso rehabilitarla, si fuera el caso. Así, será reconocida nuevamente como una altísima vocación y como una de las formas más preciosas de caridad, porque buscará el bien común. En otras palabras, una mejor política será capaz de reformar las instituciones, coordinarlas y dotarlas de mejores prácticas[3]. El Papa recuerda que los políticos también son seres humanos y los invita a hacer un examen de conciencia con preguntas como “¿Cuánta paz social sembré? ¿En qué hice avanzar al pueblo? ¿Qué lazos reales construí?”[4].
Como puntos interesantes adicionales de Fratelli Tutti, destaco los siguientes:
- Líderes populares vs populismos. El Papa Francisco explica la diferencia entre los líderes populares capaces de interpretar el sentir de un pueblo[5] y el insano populismo[6]. Nuestro Pontífice se dirige a los movimientos populares, como agentes de un desarrollo humano integral[7].
- Planes asistenciales y políticas sociales. Los planes asistenciales solo deben ser respuestas pasajeras. El Papa subraya como gran tema la generación de políticas sociales hacia los pobres, con los pobres y de los pobres para generar junto con ellos, con creatividad, nuevas fuentes de trabajo y para la reunificación de los pueblos[8].
- Diálogo y amistad social. El verdadero diálogo y la verdadera amistad consisten en intentar encontrarnos, buscar puntos de contacto, en ser amables y tender puentes, en proyectar algo que incluya a todos y no a intereses encubiertos o particulares[9].
- Caminos de reencuentro. Partir de la verdad para construir la paz, muchas veces mediante procesos de sanación, de perdón libre y sincero, de reconciliación y de memoria para evitar las guerras entre pueblos y para afrontar los conflictos que surgen en el seno de la familia. Esta encíclica también hace énfasis en la abolición de la pena de muerte[10].
- Las religiones como fundamento y fuente de toda fraternidad auténtica. La Iglesia respeta la autonomía de la política pero no se queda al margen de la construcción de un mundo mejor. Es su labor despertar las fuerzas espirituales al servicio del bien común y de un desarrollo humano integral. De hecho, al final de la encíclica el Papa Francisco retoma el llamamiento a la paz, a la justicia y a la fraternidad que hizo junto con el Gran Imán Ahmad AlTayyeb en febrero de 2019: “Asumimos la cultura de diálogo como camino, la colaboración común como conducta y el conocimiento recíproco como método y criterio”[11].
Finalmente, destaco la petición del Papa Francisco a Dios Padre para que infunda en nuestros corazones un espíritu fraternal y retomo la cita que él hace del Beato Carlos de Focauld: “Ruegue a Dios para que yo sea realmente el hermano de todos”[12].
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[1] Ver número 123.
[2] Ver números 129 al 131.
[3]Ver números 177 a 180.
[4]Ver número 197.
[5]Esta categoría, en la encíclica, incorpora una valoración positiva de los lazos comunitarios y culturales (ver número 163) para que sirva de base a un proyecto duradero de transformación y crecimiento en pos del bien común.
[6]La encíclica lo refiere como habilidad de alguien para cautivar en orden a instrumentalizar políticamente la cultura del pueblo, con cualquier signo ideológico, al servicio de su proyecto personal y de su perpetuación en el poder, cuando se avasalla las instituciones y la legalidad (ver número 159).
[7]Ver número 169.
[8]Ver números 161, 162 y 169.
[9] Ver número 262.
[10] Ver capítulo 7.
[11] Ver Capítulo 8.
[12] Ver número 287.
Bernardo Rangel Sada es Laico Consagrado del Regnum Christi.