«Hágase en mí según tu Palabra» Lc 1, 26-38
Graciela Magaña Luna nació el 20 de diciembre de 1947 en Tlazazalca, Michoacán, México, siendo la segunda de doce hijos del Sr. Neftalí Magaña y Etelvina Luna. Se formó dentro de una familia de profunda fe, donde se inculcó siempre una rectitud de conciencia y amor a Dios.
Conoció el Regnum Christi a través del P. Carlos Mora, L.C. En el verano de 1969, a los 21 años, viajó a México con su hermana Guadalupe para unirse a un pequeño grupo de jóvenes dispuestas a entregar su vida a Cristo y el 8 de diciembre de ese año profesaron promesas de pobreza, castidad y obediencia para iniciar así la vida consagrada en el Regnum Christi.
Después de un año de estudios en el centro de formación de Dublín, recibió su primera asignación apostólica a un colegio de Barcelona, España. En 1973 llegó a Monterrey, N.L., México. Fue la primera directora consagrada del colegio CECVAC donde estuvo 14 años.
Después colaboró apostólicamente en diferentes colegios de Guadalajara y México hasta el 2002, cuando fue enviada como directora para la fundación de la comunidad en Naples, Florida.
«Me tocó la gracia de vivir con Graciela los primeros dos años de la fundación de la comunidad en Florida. Fue todo un ejemplo de humildad, caridad y entrega, aunque hablaba muy poco inglés. Las señoras de la sección escuchaban con mucha atención su predicación e incluso varias jóvenes quisieron que fuera su directora espiritual porque con su testimonio hablaba muy claramente». Compartió Eva Gloserová.
En 2003 participó en unos ejercicios espirituales de mes y en septiembre de 2004 fue enviada al Pontifical Institute Notre Dame of Jerusalem Center, donde se dedicó a la acogida y acompañamiento de peregrinos en Tierra Santa durante 14 años.
«Graciela fue un regalo para mí en mi estancia en Tierra Santa. Aunque teníamos como 30 años de diferencia logramos tener una amistad y hermandad muy cercana. Graciela tenía una capacidad grande para escuchar y abrir su corazón cuando se sentía aceptada y querida. Ella sabía adaptarse y acoplarse a las circunstancias que se iban presentando con su serena y callada presencia. Le encantaba estar con las personas y, cuando regresaba de sus tours todos los días con los grupos, me contaba sus aventuras y los retos y alegrías del día.
Muchas cosas las sufría en silencio. Ella prefería incomodarse en vez de incomodar. También sabía gozar de la vida. Reía con gusto y disfrutaba de una buena compañía y de ciertas comidas. Me impresionaba sobre todo lo determinada que era. Una vez que tomaba una decisión, no había vuelta de hoja», Comentó Mary Monette, Consagrada del Regnum Christi
El día 24 de septiembre de 2018, habiendo viajado a México por cuestiones de salud, le diagnosticaron cáncer ya muy avanzado.
Vivió en la comunidad de Lomas Anáhuac el tiempo que Dios le concedió hasta el 5 de marzo de 2020 cuando, por deseo suyo, se trasladó a Tlazazalca donde partió a la casa del Padre rodeada de sus hermanos.
Con su alegría, su fidelidad y su confianza absoluta en Dios siempre abrió brecha en la vida consagrada en el Regnum Christi. «Bien, siervo bueno y fiel; en lo poco has sido fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu Señor» Mateo 25, 21.
Graciela partió a la casa del Padre el sábado 21 de marzo de 2020. El domingo, 22 de marzo, el P. Luis Garza L.C., presidió la misa de exequias.
«Hoy celebramos las exequias de Graciela […]. Graciela era una mujer de fe indomable porque toda su vida está tocada por momentos de grande prueba, pruebas de fe. Cuando ella sintió en su corazón esa llamada de Dios, no dudó en dejar su casa, su familia, sus amigos, lo que tenía, mucho o poco, para seguir esa llamada. No sabía dónde iba a terminar, a donde le iba a llevar, qué significaría exactamente […]. Era una llamada de ser de las primeras de esa obra del corazón de Jesucristo al Regnum Christi. Pocos años después la envían a ser directora de una escuela y ella con otras, que también son de fe indomable, da ese paso y dice, “voy adelante porque creo en Dios que me sostiene”.
Pasan los años y sigue su vida siempre hasta llegar a este último año y medio, en donde la prueba de la enfermedad terminal le envolvió y a pesar de todo, ella con esa fe indomable, creía en Dios, en su Palabra porque él es el Buen Pastor […]. Para ella, Dios, Jesús, era el Buen Pastor y con él, ella estaba segura […].
Los grandes acontecimientos no hacen a las personas. Las personas se hacen en la vida de todos los días, en el detalle en lo cual ella cumplía lo que Dios nuestro Señor le iba pidiendo: en su obediencia, en su entrega a los demás, en su paciencia, en su sonrisa, en su palabra siempre elevadora, que siempre ayudaba a ver las cosas del cielo […].
Que tierra tan buena había en la familia de Graciela, en esos hermanos y hermanas, en esas amistades, en su padre y en su madre, como para esa fe enraizada de esa manera y pudiera producir los frutos extraordinarios que hemos visto […].
Si hay algo que distingue a Graciela […] es que efectivamente siempre tenía muy claro ante sus ojos el destino final de su vida, ese cielo, donde todos nosotros vamos, que resulta misterioso, un lugar que no conocemos […]. Sin embargo para Graciela aparecía un lugar conocido […].
Le pedimos a ella con toda intensidad que interceda ante Dios para que también nosotros sepamos tener siempre la mirada puesta en el cielo, sepamos construir aquí, en este mundo, a fuerza de actos de caridad, de amor, de entrega, un cielo en la tierra y que todos juntos como comunidad cristiana avanzamos con paso firme hacia la promesa de Jesucristo, nuestro Señor […].
Si algo he aprendido de Graciela en este año y medio, muchas cosas aprendí antes, pero en este año y medio aprendí que mientras menos tienes en cosas materiales y físicas, más grande es tu alma», dijo el P. Luis Garza, L.C., durante la homilía.
Algunos testimonios de la familia del Regnum Christi
P. Pablo Solís Aguirre, L.C.
Querida, Graciela: Gracias por tu testimonio de alegría, de fe y de celo apostólico. Tuve la gracia de conocerte a pocos días de haber sido ordenado sacerdote. Tu testimonio de amor a Cristo y de amor a tu vocación me encendió y me ayudó a desear con más anhelo la santidad. Gracias por creer en este don que es el Regnum Christi y por nunca haber dejado de confiar en la Providencia divina y en su fidelidad. Te pido que desde el cielo me encomiendes para que pueda ser un santo sacerdote, legionario y miembro del Regnum Christi. Hoy ofrecimos la misa por ti. Te quiero mucho.
Susana Ayala Nájera, Consagrada del Regnum Christi
Mi querida Graciela: desde pequeña en el CECVAC te veía siempre paciente, sonriente, entregada…. luego cómo hermana en la vida consagrada cuántas veces me escuchaste interesada en mi vida y mi misión, como una verdadera hermana. Pediste siempre por mis intenciones y en tus últimos meses ofrecías tus sufrimientos por ellas. Ahora te pido que intercedas por ellas pues no me queda la menor duda de que ahora estás en el corazón de Jesús. ¡Un abrazo hasta el cielo! Espéranos allá a todos los que un día te amamos acá en la tierra. ¡GRACIAS!
José Luís Medina Mora, Laico Consagrado del Regnum Christi
Muy queridas hermanas: Con estas pocas letras me uno a su dolor por la pérdida de Graciela. En realidad, lo que perdemos, lo que ustedes pierden más es su compañía, poder verla y oírla, estar con ella, porque en lo demás ahora ya es más suya que nunca, es más nuestra que nunca y ahora está donde siempre quiso estar, con Dios Nuestro Señor. Sin embargo, nada nos quita el dolor y a ustedes más que nadie, por ser más cercanas, por vivir con ella, por haberla conocido de cerca, más intensamente. Por ello es que mis oraciones son para ella, sí, pero también para ustedes, para que Dios las conceda fortaleza de ánimo y de alma, para que aun habiéndola perdido físicamente, la lleven de manera alegre en su corazón. Un fuerte abrazo a todas.
Roberto y María Inés Sánchez Mejorada, miembros laicos del Regnum Christi
De ti Graciela recordamos tu compañía en nuestra peregrinación en Tierra Santa. Nos llevaste por los pasos de Jesús y nos diste testimonio que sus pasos también fueron tus pasos. Gracias por tu amor incondicional a Cristo y a su Iglesia y por ende a todos nosotros.
Vive en paz y te pedimos por la salud del mundo entero y la fidelidad a nuestra vocación. Ruega por nosotros. Roberto y María Inés Sánchez Mejorada
Les invitamos a encomendar a Graciela Magaña en sus oraciones para que Dios nuestro Señor le conceda el descanso eterno y brille sobre ella la luz perpetua.
Aquí pueden expresar sus condolencias o compartir algún recuerdo.