Jueves 10 de abril de 2021 – Lo puedes hacer hoy.
H. Santiago García Huerdo, L.C.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
«Amado Señor, ayúdame a esparcir tu fragancia donde quiera que vaya. Inunda mi alma de espíritu y vida. Penetra y posee todo mi ser hasta tal punto que toda mi vida solo sea una emanación de la tuya. Brilla a través de mí, y mora en mí de tal manera que todas las almas que entren en contacto conmigo puedan sentir tu presencia en mi alma. Haz que me miren y ya no me vean a mí sino solamente a Ti, oh Señor. Quédate conmigo y entonces comenzaré a brillar como brillas Tú; a brillar para servir de luz a los demás a través de mí. La luz, oh Señor, irradiará toda de Ti; no de mí; serás Tú quien ilumine a los demás a través de mí. Permíteme pues alabarte de la manera que más te gusta, brillando para quienes me rodean. Haz que predique sin predicar, no con palabras sino con mi ejemplo, por la fuerza contagiosa, por la influencia de lo que hago, por la evidente plenitud del amor que te tiene mi corazón. Amén.» (San John Henry Newman)
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 5, 20-26
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Les aseguro que si su justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, ciertamente no entrarán ustedes en el Reino de los cielos.
Han oído ustedes que se dijo a los antiguos: No matarás y el que mate será llevado ante el tribunal. Pero yo les digo: Todo el que se enoje con su hermano, será llevado también ante el tribunal; el que insulte a su hermano, será llevado ante el tribunal supremo, y el que lo desprecie, será llevado al fuego del lugar de castigo.
Por lo tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda junto al altar y ve primero a reconciliarte con tu hermano, y vuelve luego a presentar tu ofrenda.
Arréglate pronto con tu adversario, mientras vas con él por el camino; no sea que te entregue al juez, el juez al policía y te metan a la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
A propósito del Evangelio del día de hoy y de la oración preparatoria de san John Henry Newman, quisiera comenzar este diálogo con Cristo preguntándote: ¿Tienes alguna deuda pendiente con alguien? ¿Hay alguien a quien quisieras pedir perdón? ¿Sientes que hay alguna relación en tu vida que quisieras que mejorara?
Porque depende de la respuesta de estas preguntas, lo que debes hacer el día de hoy. Y Cristo nos lo dice claramente: Reconcíliense. El Dios que pone como uno de los mandamientos supremos el amor al prójimo, no puede promover otra cosa que la paz y la reconciliación entre los que nos llamamos hermanos.
En este sentido, tienes una gran oportunidad de poder hacerlo. Recuerda que esto agrada mucho a Dios. Siempre que quieras pensar en alguna cosa teológica muy elevada, aterrízala en lo sencillo. En este sentido, me ha ayudado pensar ¿qué es lo que más agradaba a mis papás cuando mis hermanos y yo éramos más pequeños?, y la respuesta es que hubiera paz y concordia, que no estuviéramos discutiendo y peleando todo el tiempo. ¿Lo ves? Dios es así de sencillo. Quiere que, en su casa, la Iglesia, sus hijos estemos compartiendo y siendo verdaderamente hermanos.
Agradece a Dios la oportunidad que te da de comenzar de nuevo y con nuevos horizontes esa relación que siempre puede mejorar en tu vida.
«Perdonar significa dar algo de sí mismo. Jesús nos perdona siempre. Con la fuerza de su perdón, también nosotros podemos perdonar a los demás, si realmente lo queremos. ¿No es lo que pedimos cuando rezamos el Padrenuestro? Los niños aprenden a perdonar cuando ven que sus padres se perdonan recíprocamente. […]Cristo murió por nosotros para que nosotros, a su vez, podamos perdonarnos y reconciliarnos unos con otros. De esta manera, como personas y como familias, empezamos a comprender la verdad de las palabras de san Pablo: mientras todo pasa, “el amor no pasa nunca”.»
(Discurso de S.S. Francisco, 25 de agosto de 2018).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Buscar el acercamiento con esa persona que no he podido perdonar.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.