Jueves 10 de marzo de 2022 – «Solo Dios es bueno»

Santiago García Huerdo, LC

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Espíritu Santo, fuente de luz y de consuelo, te pido que mediante esta oración pueda yo transmitir tu amor y tu paz. Que el amor que me manifiestas lo pueda transmitir a todas las personas que me rodean. Amén.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Mateo 7, 7-12
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre. Si a alguno de vosotros le pide su hijo pan, ¿le va a dar una piedra?; y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente? Pues si vosotros, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre del cielo dará cosas buenas a los que le piden! En resumen: Tratad a los demás como queréis que ellos os traten; en esto consiste la Ley y los profetas».

Palabra del Señor.

 

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

¡Qué grande es Jesús!, siempre que tiene la oportunidad de decir algo, nos muestra y hace evidente la bondad de Dios. En este Evangelio nos ayuda a entender que Dios está siempre dispuesto a darnos lo que necesitamos para nuestro bien. Nos lo da, siempre y cuando nos convenga. Y también, siempre y cuando eso que pedimos, lo pidamos en su nombre.

Siempre que leo este pasaje, me renueva mi decisión de pedir a Dios con más ahínco por las cosas que creo que me convienen. Sin embargo, hay que dejar a Jesús que sea Él quien, con su infinita sabiduría, nos dé aquello que realmente necesitamos, aunque no lo entendamos, o nunca lo entendamos, o incluso, ni siquiera nos guste.

Sé que esta lógica es difícil, pero una y otra vez tenemos que regresar a la base de este texto, que es mostrarnos que Dios es bueno y que sólo puede darnos cosas buenas. Así pues, si hay algo que no entiendes en este momento, de lo que debes estar seguro y recordar es que, si nosotros somos capaces de dar cosas buenas, ¡cuánto más nuestro Padre del cielo!

Puede iluminar también un escrito de San Agustín donde comenta el Padrenuestro y hace alusión a este Evangelio diciendo que Dios, con la oración, no pretende que le mostremos nuestra voluntad o nuestros razonamientos porque ya los conoce. La idea de orar a Dios, según San Agustín, es que Dios quiere que ejercitemos lo que deseamos, para así tener la capacidad de recibir lo que Él nos quiera regalar.

«Nosotros podemos hacer milagros con generosidad. La generosidad de las cosas pequeñas, pocas cosas. Tal vez no hacemos esto porque no nos viene a la mente. El mensaje del Evangelio nos hace pensar: ¿cómo puedo ser más generoso? Un poco más, no tanto… «Es verdad, Padre, es así, pero… no sé por qué, pero siempre hay miedo…». Pero, hay otra enfermedad, que es la enfermedad contra la generosidad, hoy: la enfermedad del consumismo. Siempre comprar cosas, tener…». (S.S. Francisco, Homilía del 26 de noviembre de 2018).

 

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

 

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hacer un acto de fe, sobre alguna situación que no entienda y, con generosidad de corazón, ofrecerla a Jesús diciendo lo siguiente: Señor, aunque no entiendo porque me sucede esto (nombra la cosa que te sucede), sé en el fondo de mi corazón que estoy en tus manos y bajo tu mirada amorosa. Amén.

 

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

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