Jueves 11 de agosto de 2022 – «¿70 x 7 o 707?»
Iván A. Virgen, LC
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Espíritu Santo, ven, ayúdame a perdonar a los demás como Dios me ha perdonado a mí. Consume con tu fuego cualquier rastro de rencor y odio, quiero ser un auténtico hijo/a del Padre Celestial.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 18, 21-29
En aquel tiempo, acercándose Pedro a Jesús, le preguntó: «Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces?». Jesús le contestó: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete». Y les propuso esta parábola: «Se parece el Reino de los cielos a un rey que quiso ajustar cuentas con sus empleados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía tres mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así. El empleado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: ‘Ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo’. El señor tuvo lástima de aquel empleado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero, al salir, el empleado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios, y, agarrándolo, lo estrangulaba diciendo: ‘Págame lo que me debes’. El compañero, arrodillándose a sus pies, le rogaba diciendo: ‘Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré’. Pero él se negó, y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: ‘¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo pediste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?’. Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda. Lo mismo hará con vosotros mi Padre del cielo si cada cual no perdona de corazón a su hermano». Cuando acabó Jesús estos discursos, partió de Galilea y vino a la región de Judea, al otro lado del Jordán.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
¡Qué día tan maravilloso para experimentar el poder sanador del perdón! Hoy es tu oportunidad, no la desperdicies. El Evangelio ha subrayado lo importante que es perdonar. La parábola que hemos leído nos muestra que ante Dios somos deudores, pero no importa qué tan grande sea tu deuda porque Él siempre está dispuesto a perdonarla. Hay solamente una condición que es el perdonar de la misma manera a los demás. Esto es tan importante que Jesús decidió dejarlo en la oración por excelencia, el Padrenuestro: “perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden”.
Es fácil escribir y dar argumentos para el perdón, lo difícil es perdonar. ¿Cuántas veces hay que perdonar? Pues la verdad yo no lo sé, siempre tuve la duda a qué se refería Jesús con “setenta veces siete”, ¿sería 70 x 7 o más bien 707? Más bien, el perdón no es una cosa matemática es algo que se da porque se ha recibido. Nuestra relación con Dios parte inicialmente de una balanza desproporcionada, siempre seremos deudores, pero Dios siempre será donador y lo más bello es que nos ha dado el poder de imitarlo por la fe recibida en el bautismo.
«Cada vez que rezamos pedimos que nuestras ofensas sean perdonadas. Se necesita valor, porque al mismo tiempo nos comprometemos a perdonar a los que nos han ofendido. Debemos, por tanto, encontrar la fuerza para perdonar de corazón al hermano (cf. Mt 18,35) como tú, Padre, perdonas nuestros pecados, para dejar atrás el pasado y abrazar juntos el presente. Ayúdanos, Padre, a no ceder al miedo, a no ver la apertura como un peligro; a tener la fuerza para perdonarnos y caminar, el valor de no contentarnos con una vida tranquila, y a buscar siempre, con transparencia y sinceridad, el rostro del hermano». (S.S. Francisco, Saludo del Papa Francisco en la catedral ortodoxa de Bucarest, 31 de mayo de 2019).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Voy a pedir por una persona que me haya herido. Voy a pedir la gracia de perdonar de verdad.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.