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Jueves 15 de julio de 2021 – Descansar en el corazón de Jesús.

H. Axel Hernández, L.C.

 

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

 

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Ilumina, Señor, mi entendimiento para saber lo que me quieres decir en este día.

 

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Mateo 11, 28-30

En aquel tiempo, Jesús dijo: “Vengan a mí, todos los que están fatigados y agobiados por la carga, y yo les daré alivio. Tomen mi yugo sobre ustedes y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontrarán descanso, porque mi yugo es suave y mi carga, ligera”.

Palabra del Señor.

 

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Hoy, Jesús nos revela uno de los más grandes deseos de su corazón que tiene en común con Dios Padre puesto que ellos dos son uno: que lo encontremos y experimentemos esa paz y alivio que sólo Él nos puede dar.

Jesús, con su vida, no vino a suprimir el sufrimiento; al hacerse carne de nuestra carne experimentó la fragilidad de nuestra vida y el tormento que se vive cuando sufrimos, no sólo de forma física, a través de su vida ordinaria o de su pasión y muerte, sino también a nivel interior con la falta de comprensión de las personas a las cuales enseñaba y, pero aun, sufrió traición y abandono por parte de los que tanto Él amaba. Jesús, la persona más inocente de la historia de la humanidad, padeció sin haber hecho nada malo.

Jesús sufrió porque nos ama; hemos de alegrarnos porque tenemos a un Dios que no sólo sabe lo que es el sufrimiento, pues Él lo ha experimentado en carne propia, sino lo más grandioso es que lo hizo porque nos ama. Con su resurrección nos enseñó que el sufrimiento no tiene la última palabra, más bien sólo Él y su amor hacia nosotros, y es el único que nos puede dar paz y plenitud en nuestra vida. Hoy Jesús nos invita a ir a Él y descansar en su corazón.

«Esta es su invitación: “Venid a mí”. Ir a Jesús, el que vive, para vacunarse contra la muerte, contra el miedo a que todo termine. Ir a Jesús: puede parecer una exhortación espiritual obvia y genérica. Pero probemos a hacerla concreta, haciéndonos preguntas como estas: Hoy, en el trabajo que he tenido entre manos en la oficina, ¿me he acercado al Señor? ¿Lo he convertido en ocasión de diálogo con Él? ¿Y con las personas que he encontrado, he acudido a Jesús, las he llevado a Él en la oración?»

(Homilía de S.S. Francisco, 4 de noviembre de 2019).

 

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

 

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hacer una visita a un sagrario y poner en las manos de Jesús todas mis preocupaciones.

 

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Amén.

 

¡Cristo, Rey nuestro!

¡Venga tu Reino!

 

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.

Ruega por nosotros.

 

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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