Jueves 31 de enero de 2019 – Testigos del mensaje de Dios.
San Juan Bosco, presbítero
H. Francisco Javier Posada Huaracha, L.C.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, vengo hoy a encontrarme contigo en este rato de oración. Ayúdame a tener ese silencio interior que tanto necesito para escuchar tu voz y lo que quieres de mí. Y dame la fortaleza que necesito para hacer lo que me pidas.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Marcos 4, 21-25
En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: “¿Acaso se enciende una vela para meterla debajo de una olla o debajo de la cama? ¿No es para ponerla en el candelero? Porque si algo está escondido, es para que se descubra; y si algo se ha ocultado, es para que salga a la luz. El que tenga oídos para oír, que oiga”.
Siguió hablándoles y les dijo: “Pongan atención a lo que están oyendo. La misma medida que utilicen para tratar a los demás, esa misma se usará para tratarlos a ustedes, y con creces. Al que tiene, se le dará; pero al que tiene poco, aun eso poco se le quitará”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Un candelabro que no funciona no da luz y no ayuda, pero cuando alumbra todos se dan cuenta. Nos puede pasar que sabemos lo que tenemos que hacer en ciertas circunstancias u ocasiones, pero cuando por miedo o pereza no lo hacemos, nos sentimos como si algo nos faltara. Dios nos pide que seamos sus testigos a los que la gente puede ver irradiando su luz. Es la misión del apóstol de Jesucristo comunicar su mensaje como el candelabro nos transmite luz y calor, no debemos dejarnos llevar por el miedo o las dificultades del anuncio del mensaje de Cristo.
Esta misión que Dios nos da no es algo sencillo porque al final de los tiempos Él nos preguntará cómo seguimos su mandato. Por eso necesitamos dejarnos amar por Dios para que Él sea el protagonista de la misión que nos propone.
Dios nos ha dejado la tarea de manifestar su amor a nuestros hermanos los hombres; cada día es una nueva oportunidad para cumplir nuestro encargo con entusiasmo y dedicación, mostrándonos abiertos a su plan, «Señor heme aquí para hacer tu voluntad.» (Cfr. Heb. 10,7)
«La vida del apóstol, que brota de la confesión y desemboca en el ofrecimiento, transcurre cada día en la oración. La oración es el agua indispensable que alimenta la esperanza y hace crecer la confianza. La oración nos hace sentir amados y nos permite amar. Nos hace ir adelante en los momentos más oscuros, porque enciende la luz de Dios. En la Iglesia, la oración es la que nos sostiene a todos y nos ayuda a superar las pruebas.»
(Homilía de S.S. Francisco, 29 de junio de 2017).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hablar de Cristo a una persona que me encuentre hoy.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén