humildes

Jueves 7 de octubre de 2021 – «Dios no se resiste a los humildes»

H. Tibério Graco de Moraes Transfeld, LC

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

 

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor, enséñame a verte como a un Padre que me ama y que me cuida. Ayúdame a ser humilde para pedirte siempre lo que necesito, con la confianza de un hijo.

 

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Lucas 11, 5-13

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si alguno de vosotros tiene un amigo, y viene durante la medianoche para decirle: «Amigo, préstame tres panes, pues uno de mis amigos ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle”. Y, desde dentro, el otro le responde: «No me molestes; la puerta está cerrada; mis niños y yo estamos acostados; no puedo levantarme para dártelos”. Si el otro insiste llamando, yo os digo que, si no se levanta y se los da por ser amigo suyo, al menos por la importunidad se levantará y le dará cuanto necesite.

Pues así os digo a vosotros: Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe, quien busca halla, y al que llama se le abre. ¿Qué padre entre vosotros, cuando el hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pez, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? Si vosotros, pues, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo piden?”.

Palabra del Señor.

 

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

¿Ya pasaste por algún momento de necesidad en tu vida? Bien sea para pasar un examen de la escuela o arreglar algo que ya no funciona. Necesitaste llegar a una cosa que es obvia para todos excepto para ti: que no puedes hacerlo todo, que necesitas ayuda. Pero cuantas veces no reconocemos nuestra incapacidad por miedo a lo que los otros puedan pensar. Preferimos sufrir a “humillarnos”. ¿Pasa esto también en la vida espiritual?

¡Sí! Cuántas veces vemos lo difícil que es hacer la voluntad de Dios, cumplir sus mandamientos; y, en lugar de pedir ayuda al Dios todopoderoso, nos frustramos y desistimos de la oración o de la práctica de las virtudes cristianas. Jesús nos enseñó todo lo que necesitamos para perseverar en el cumplimiento de la voluntad de Dios.

“Si alguno de vosotros tiene un amigo…”. Tenemos confianza de pedir cosas a un amigo porque sabemos que tendremos mejores oportunidades de recibir de él lo que necesitamos. Pero él no está obligado a satisfacer nuestro pedido.

Un padre de familia, a su vez, no puede cerrar sus oídos a las súplicas de sus hijos o darles algo nocivo. Eso sería algo contra su naturaleza de padre. Cristo nos revela la imagen de Dios que es Amigo y Padre. Un Amigo en quien podemos confiar totalmente y un Padre que nos ama infinitamente y no nos puede dar nada que nos aleje de Él o sea nocivo para nuestra alma. Ese Padre ya sabe lo que necesitamos, pero quiere ardientemente que reconozcamos nuestra incapacidad y le pidamos lo que nos hace falta.

Teniendo todo eso en mente, preguntémonos: ¿Cómo es mi relación con Dios Padre? ¿Soy humilde para reconocer que sin Dios no soy ni puedo hacer nada? ¿Veo que todo lo que es bueno en mi vida viene de Dios y no solamente de mis esfuerzos? ¿Soy capaz de decir a Dios cuáles son mis necesidades, consciente de que Él me dará todas las cosas que necesito?

Si tú eres un amigo necesitado o un hijo hambriento, acuérdate: “Pedid y se os dará, buscad y hallareis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe, quien busca halla, y al que llama se le abre”.

«Tener fe quiere decir, en medio de la tempestad, tener el corazón dirigido a Dios, a su amor, a su ternura de Padre. Jesús quería enseñar esto a Pedro y a los discípulos, y también hoy a nosotros.  En los momentos oscuros, en los momentos de tristeza, Él sabe bien que nuestra fe es pobre —todos nosotros somos gente de poca fe, todos nosotros, yo también, todos— y que nuestro camino puede ser perturbado, bloqueado por fuerzas adversas. ¡Pero Él es el Resucitado! No olvidemos esto: Él es el Señor que ha atravesado la muerte para ponernos a salvo. Incluso antes de que nosotros empecemos a buscarlo, Él está presente junto a nosotros. Y levantándonos de nuestras caídas, nos hace crecer en la fe. Quizá nosotros, en la oscuridad, gritamos: “¡Señor! ¡Señor!”, pensando que está lejos. Y Él dice: “¡Estoy aquí!”. ¡Ah, estaba conmigo! Así es el Señor».

(S.S. Francisco, Angelus, 9 de agosto de 2020).

 

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

 

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Rezar hoy el Padrenuestro con calma y con espíritu filial. Si puedes, visitar el Santísimo Sacramento en una iglesia o capilla para pedirle las gracias que más necesitas.

 

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

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