Lunes 12 de abril de 2021 – Alimentar el espíritu.
H. Iker Trillas, L.C.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Jesús, enséñame a alimentar mi espíritu con tu Palabra.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Juan 3, 1-8
Había un fariseo llamado Nicodemo, hombre principal entre los judíos, que fue de noche a ver a Jesús y le dijo: ¨Maestro, sabemos que has venido de parte de Dios, como Maestro; porque nadie puede hacer Los signos que tú haces, si Dios no está con él¨.
Jesús le contestó: ¨Yo te aseguro que quien no renace de lo alto, no puede ver el Reino de Dios¨. Nicodemo le preguntó: ¨ ¿Cómo puede nacer un hombre siendo ya viejo? ¿Acaso puede, por segunda vez, entrar en el vientre de su madre y volver a nacer?¨
Le respondió Jesús: ¨Yo te aseguro que el que no nace del agua y del Espíritu, no puede entrar en el Reino de Dios¨. Lo que nace de la carne, es carne; lo que nace del Espíritu, es espíritu. No te extrañes de que te haya dicho: ‘Tienen que renacer de lo alto’. El viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así pasa con quien ha nacido del Espíritu¨.
Palabra del Señor
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Jesús platicando con Nicodemo nos deja un principio que nos puede ayudar en nuestra vida diaria. El principio es «lo que nace de la carne, es carne; lo que nace del Espíritu es espíritu». ¿Qué alimento más, mi carne o mi espíritu? Como somos cuerpo, es importante atender las necesidades que tiene nuestro cuerpo. Tales como la ropa, la comida, la salud, el trabajo y el descanso. Y también estar atento a las necesidades corporales de mi prójimo por medio de las obras de misericordia corporales. La sociedad promueve más esta parte de verme bien, alimentarme bien, el tener buena imagen, buen cuerpo, buena salud. Pero lo que le preocupa más a Jesús no es esta parte sin la del Espíritu.
Suele pasarnos que como no vemos el espíritu que está en nosotros nos olvidamos de las necesidades espirituales que tenemos. Muchas veces solamente nos acordamos cuando el espíritu se está ahogando y necesita aire. Esto sería equivalente a una persona que tiene por ropa trapos y está desnutrida para que solo entonces atienda a sus necesidades. El espíritu también tiene sus necesidades y hay que atenderlas. Principalmente en la oración, donde uno mismo lleva su espíritu a estar en contacto con Dios.
También es necesario estar atento a las necesidades espirituales del prójimo: Perdonar, consolar al triste, escuchar al necesitado, sufrir con paciencia los defectos del prójimo, enseñar al que no sabe. Estas necesidades son más profundas que las necesidades corporales. Puede estar una persona bien alimentada, con buena ropa, buena salud, pero si su espíritu está triste, vacío, angustiado, turbado, le está faltando lo más importante. Por otro lado, puede haber una persona con ropa descuidada, con poco que comer y enfermo pero que tiene el espíritu en paz, alegre, sereno; persona será más feliz y plena, que la primera, por el estado de su alma.
Alimentemos más nuestro espíritu y el espíritu de los demás.
«Nicodemo no sabe cómo dar este salto: nacer del Espíritu, porque el Espíritu es impredecible. Quien se deja guiar por el Espíritu es una persona dócil y libre. El cristiano no sólo debe cumplir los mandamientos, sino que debe dejarse guiar por el Espíritu, donde el Espíritu quiere: debe dejar que el Espíritu que nos guía donde no sabemos. El cristiano nunca debe detenerse en el cumplimiento de los mandamientos, sino que debe ir más allá, entrando en la libertad del Espíritu. Nicodemo no sabe cómo dar este salto: nacer del Espíritu, porque el Espíritu es impredecible. Quien se deja guiar por el Espíritu es una persona dócil y libre. El cristiano no sólo debe cumplir los mandamientos, sino que debe dejarse guiar por el Espíritu, donde el Espíritu quiere: debe dejar que el Espíritu que nos guía donde no sabemos. El cristiano nunca debe detenerse en el cumplimiento de los mandamientos, sino que debe ir más allá, entrando en la libertad del Espíritu.»
(Homilía de S.S. Francisco, 20 de abril de 2020, en santa Marta).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
¿Cada cuánto alimento mi espíritu y el espíritu de mi prójimo? Proponerme alimentarlo más.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.