Lunes 14 de octubre de 2019 – La mirada en la vida de Jesús.
H. Pablo Méndez, LC
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, que comprenda mejor lo que Tú me quieres decir a través de la contemplación de tus misterios divinos y la lectura de tu palabra.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 11, 29-32
En aquel tiempo, la multitud se apiñaba alrededor de Jesús y éste comenzó a decirles: “La gente de este tiempo es una gente perversa. Pide una señal, pero no se le dará otra señal que la de Jonás. Pues, así como Jonás fue una señal para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para la gente de este tiempo.
Cuando sean juzgados los hombres de este tiempo, la reina del sur se levantará el día del juicio para condenarlos, porque ella vino desde los últimos rincones de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón.
Cuando sea juzgada la gente de este tiempo, los hombres de Nínive se levantarán el día del juicio para condenarla, porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Cristo responde a la gente que quiere ver a Dios que vean su vida y más específicamente su muerte y resurrección, porque solo en la contemplación del misterio pascual podemos entender a Dios, ya que este fue el acto más divino que pudo haber hecho, dar su vida sin pedir nada a cambio, y solo sugerir que lo amásemos. Ante esta actitud de Dios bien meditada, contemplada y ponderada, la inteligencia y el afecto se arrodillan ante el misterio, ¿qué más se puede pedir sino un corazón más grande para amarlo?
Reconocer a Dios no es fácil; por eso es normal que queramos ver a Dios a nuestra manera, preguntarle para que Él nos pueda responder, agarrarlo para que no pueda hacer algo más sino lo que queramos. Pero no podemos hacer que Dios se someta a nuestra voluntad porque así no es como Él lo quiere, hay que dejar que Dios sea Dios.
En la historia ha habido grandes ejemplos de fe en Dios, y estos nos sirven como modelos para nuestra propia vida porque son personas, como nosotros, que tomaron la decisión de seguir a Cristo a donde los llevara, sin hacerse sordos a su llamado y siendo dóciles y abiertos para que Él les diera las gracias necesarias y, así, emprender el camino, no siempre fácil, de creer en cada momento y aceptar su plan.
«Podemos preguntarnos: ¿Yo tengo el corazón duro, tengo el corazón cerrado? ¿Yo dejo que mi corazón crezca? ¿Tengo miedo de que crezca? Y si crece siempre con las pruebas, con las dificultades, se crece como crecemos todos nosotros desde niños: aprendemos a caminar cayendo, del gatear al caminar, ¡cuántas veces hemos caído! Pero se crece con las dificultades. Dureza. Y lo mismo, cerrazón. Pero quien permanece en esto… “¿Quiénes son, padre?”. Son los pusilánimes. La pusilanimidad es una actitud fea en un cristiano, le falta el coraje de vivir. Se cierra. Es pusilánime.»
(SS Papa Francisco, homilía, 17 de enero de 2019 en santa Marta)
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Pedirle a Dios que me dé la gracia de una fe firme.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.