Lunes 18 de octubre de 2021 – «Semillas extraordinarias»
H. Luis Alejandro Huesca Cantú, LC
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Jesús, hoy me pongo en tu presencia para escuchar tu Palabra. Señor, te pido que estas palabras de tu Evangelio sean alimento para mi alma que tiene hambre de ti. ¡Dame de beber de tu agua viva para que nunca más mi alma vuelva a tener sed!
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 10, 1-9
En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía: «La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies. ¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino.
Cuando entréis en una casa, decid primero: ‘Paz en esta casa’. Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros. Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: ‘Está cerca de vosotros el Reino de Dios’”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Seguramente alguna vez has escuchado hablar sobre la ”Nueva Evangelización”, sobre cómo llevar el mensaje del Evangelio en el siglo XXI. A veces esta misión que ha sido encomendada a todos los miembros de la Iglesia nos podría parecer inalcanzable, casi hasta imposible… ¿Cómo hacer llegar la Buena Noticia del Evangelio a todos los hombres y mujeres de nuestro tiempo?
Sin duda alguna no estamos solos. El Espíritu Santo nos acompaña en la misión que Cristo nos ha encomendado a todos los cristianos de “Ir y anunciar”. Y también Cristo nos muestra el camino para llevar su mensaje de salvación a todas las almas necesitadas de su misericordia. Jesús nos envía “de dos en dos”, narra el Evangelista Lucas. ¿Qué quiere decir ”de dos en dos” en lo concreto de mi vida? ¿No será que nos dice que cuando nos encontramos con algún amigo o compañero, en una de esas conversaciones sencillas que tenemos todos los días nos atrevamos a anunciar el Evangelio?
Probablemente con una frase como, por ejemplo: «¡Cuánto nos ama Dios!” o «¡Cómo es que Dios es tan bueno con nosotros y nos tiene tanta misericordia!», o alguna otra frase similar con la que podamos infundir la semilla de Dios. Estas expresiones que brotan de nuestro corazón abren los horizontes a lo sobrenatural, abren el corazón de las personas y sin duda el Espíritu Santo hará fecundas aquellas semillas que caigan en tierra buena.
«Comprender lo que Dios nos está diciendo en estos tiempos de pandemia también se convierte en un desafío para la misión de la Iglesia. La enfermedad, el sufrimiento, el miedo, el aislamiento nos interpelan. Nos cuestiona la pobreza de los que mueren solos, de los desahuciados, de los que pierden sus empleos y salarios, de los que no tienen hogar ni comida. Ahora, que tenemos la obligación de mantener la distancia física y de permanecer en casa, estamos invitados a redescubrir que necesitamos relaciones sociales, y también la relación comunitaria con Dios. Lejos de aumentar la desconfianza y la indiferencia, esta condición debería hacernos más atentos a nuestra forma de relacionarnos con los demás. Y la oración, mediante la cual Dios toca y mueve nuestro corazón, nos abre a las necesidades de amor, dignidad y libertad de nuestros hermanos, así como al cuidado de toda la creación. La imposibilidad de reunirnos como Iglesia para celebrar la Eucaristía nos ha hecho compartir la condición de muchas comunidades cristianas que no pueden celebrar la Misa cada domingo. En este contexto, la pregunta que Dios hace: «¿A quién voy a enviar?», se renueva y espera nuestra respuesta generosa y convencida: «¡Aquí estoy, mándame!”».
(S.S. Francisco, Mensaje para la Jornada Mundial Misionera 2020).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
En 2 conversaciones que tenga en este día, mencionar a Dios. Una pequeña y sencilla frase de agradecimiento a Dios podría ser un buen camino para comenzar a hablar de Dios.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.