Lunes 20 de junio de 2022 – «Edificarme, para luego ayudar a los demás»
Óscar Rendón, LC
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor Jesús, me acerco a ti en este momento y te pido me des la gracia de que tu palabra transforme mi vida, que no se conviertan en simples palabras, sino que por medio de ellas pueda ver el camino para crecer en santidad.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 7, 1-5
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: «No juzguéis y no os juzgarán. Porque os van a juzgar como juzguéis vosotros, y la medida que uséis, la usarán con vosotros. ¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: «Déjame que te saque la mota del ojo», teniendo una viga en el tuyo? Hipócrita: sácate primero la viga del ojo; entonces verás claro y podrás sacar la mota del ojo de tu hermano».
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
¡Qué bueno es ver la actualidad del Evangelio!
Jesús, como es costumbre, nos muestra una vez más un camino basado en el amor; recordemos que cuando amamos, nuestra mirada está cargada de compasión, de paciencia, de esperanza y fraternidad, no hay lugar para críticas destructivas y por el contrario, buscamos el bien del prójimo.
Para contextualizarnos un poco, podemos tomar como ejemplo el tema de las redes sociales que hoy en día forman parte de nuestra cotidianidad y muchos de nuestros pensamientos, formas de ser y actuar, están plasmados en ellas. Dada la dinámica de este tipo de medios, resulta muy fácil dar rienda suelta a la crítica y nos expresarnos sin filtros, pensamos por impulso, sin reflexión y decimos lo primero que se viene a nuestra mente, y de cierta forma, no tenemos por qué asustarnos, es una actitud reactiva, es una actitud muy humana. Con lo que sí debo tener cuidado, es la intención con la que hago este tipo de comentarios, saber que con ellos puedo herir a la otra persona, debo tener claro que, aunque mi opinión algunas veces pueda ser cierta, no conozco la razón por la cual esa persona hace o dice aquello que critico. Jesús nos pide que antes de caer en este tipo de juicios, seamos conscientes de que podemos tener la misma debilidad o incluso una mayor. Entonces, reconocer con humildad que también puedo fallar, me ayuda a controlarme, a medirme y a purificar la intencionalidad de mis palabras. Sería interesante preguntarme primero si, lo que voy a decir, le ayuda a la otra persona o simplemente es un comentario que no aporta a la situación del momento.
Jesús nos invita insistentemente a revisar nuestros corazones, nos invita a perfeccionar nuestros actos, antes de querer perfeccionar los actos de los demás, nos invita a reconocernos sencillos y pecadores, necesitados de su misericordia. Si hacemos esto que nos pide, no tengamos dudas de que vamos por el camino que construye la santidad.
«Los que viven juzgando al prójimo, hablando mal del prójimo, son hipócritas. Porque no tienen la fuerza, la valentía de mirar los propios defectos. El Señor no dice sobre esto muchas palabras. Después, más adelante dirá: el que en su corazón tiene odio contra el hermano es un homicida. Lo dirá. También el apóstol Juan lo dice muy claramente en su primera carta: quien odia al hermano camina en las tinieblas. Quien juzga a su hermano es un homicida. Por lo tanto, cada vez que juzgamos a nuestros hermanos en nuestro corazón, o peor, cuando lo hablamos con los demás, somos cristianos homicidas. Y esto no lo digo yo, sino que lo dice el Señor, precisó el Papa, añadiendo que «sobre este punto no hay lugar a matices: si hablas mal del hermano, matas al hermano. Y cada vez que hacemos esto imitamos el gesto de Caín, el primer homicida». (S.S. Francisco, Homilía del 13 de septiembre de 2013).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hagamos el esfuerzo de medir nuestros comentarios, pensemos si lo que estamos diciendo edifica o, por el contrario, no lo hace; y si quiero corregir a mi prójimo, hagámoslo pero con respeto y a la manera como Cristo lo haría.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.