Lunes 21 de marzo de 2022 – «Ningún profeta es bien mirado en su tierra»

Daniel Arroyo, LC

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor Jesús, gracias por esta oportunidad que tengo para estar contigo. Hoy me sales al encuentro y quieres llenar mi corazón y mi vida con tu Amor. Dame la gracia que necesito para poder acogerte en mi vida.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Lucas 4, 24-30
En aquel tiempo, dijo Jesús al pueblo en la sinagoga de Nazaret: «Os aseguro que ningún profeta es bien mirado en su tierra. Os garantizo que en Israel había muchas viudas en tiempos de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, más que a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado, más que Naamán, el sirio». Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo empujaron fuera del pueblo hasta un barranco del monte en donde se alzaba su pueblo, con intención de despeñarlo. Pero Jesús se abrió paso entre ellos y se alejaba.

Palabra del Señor.

 

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Jesús va a su pueblo y predica el Evangelio en su tierra. La respuesta de sus contemporáneos nos asombra. Ellos lo habían visto crecer, había convivido tanto tiempo con ellos y lo terminan rechazando. Se habían acostumbrado a ver en Jesús a una persona más, tan ordinario como ellos y por eso se sorprenden cuando encuentran a Dios en una manera que no esperaban. El pueblo esperaba a un Dios a su medida y terminan rechazando a Jesús, porque no se acomodó a sus exigencias.

Nosotros podemos estar en la misma posición. Nos acostumbramos a tantas bendiciones diarias de Dios, la vida, la familia, la salud, y no lo reconocemos cuando nos sorprende, cuando nos encontramos en dificultades, cuando alguien nos tiende la mano pidiendo ayuda, cuando nos encontramos en una situación en la que no queremos estar.

Pero entonces es cuando más necesitamos echar mano de nuestra fe, no para cambiar a Dios y sus planes, sino para aceptarlo como se nos presenta.

«La caridad es don que da sentido a nuestra vida y gracias a este consideramos a quien se ve privado de lo necesario como un miembro de nuestra familia, amigo, hermano. Lo poco que tenemos, si lo compartimos con amor, no se acaba nunca, sino que se transforma en una reserva de vida y de felicidad». (S.S. Francisco, Mensaje para la Cuaresma 2021).

 

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

 

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Pediré a Dios que aumente mi fe en las situaciones difíciles de hoy.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

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