Lunes 26 de julio de 2021 – Dios me habla de corazón a corazón.
San Joaquín y santa Ana, padres de la Virgen María
H. Vicente Toledo, L.C.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, Tú lo puedes todo y siempre estás a mi lado porque eres bueno; dame la gracia de escuchar tus palabras. Yo sé que a cada uno nos hablas de manera personal y única, quiero realmente entender el mensaje de amor que tienes preparado para mí en este día para que, junto a Ti, pueda llevar tu mensaje de salvación a cada persona que pones en mi camino y dar fruto como la semilla de mostaza.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 13, 31-35
En aquel tiempo, Jesús propuso esta otra parábola a la muchedumbre: “El Reino de los cielos es semejante a la semilla de mostaza que un hombre siembra en su huerto. Ciertamente es la más pequeña de todas las semillas, pero cuando crece, llega a ser más grande que las hortalizas y se convierte en un arbusto, de manera que los pájaros vienen y hacen su nido en las ramas”.
Les dijo también otra parábola: «El Reino de los cielos se parece a un poco de levadura que tomó una mujer y la mezcló con tres medidas de harina, y toda la masa acabó por fermentar”.
Jesús decía a la muchedumbre todas estas cosas con parábolas, y sin parábolas nada les decía, para que se cumpliera lo que dijo el profeta: Abriré mi boca y les hablaré con parábolas; anunciaré lo que estaba oculto desde la creación del mundo.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Muchas veces podemos no entender cuando alguien nos habla o nos explica algo; puede ser el idioma, pueden ser nuestras capacidades, pueden ser los ruidos de alrededor, muchos factores pueden influir. Pero Cristo siempre tiene una manera para hablarnos, se dirige a cada uno de nosotros de manera que le podamos entender. No es difícil, no es algo abstracto, no se necesitan estudios profundos pues Él nos habla desde el corazón y al corazón, de manera personal, única, para que cada uno la entienda según sus necesidades. En la vida, sobre todo hoy en día, necesitamos de esas palabras de aliento, de esas palabras que no encontramos en el ruido del mundo, en las distracciones, en las adicciones, en el poder; esas palabras que nos llegan al corazón y que sólo Cristo nos puede dar.
Escuchamos comúnmente que la gente dice: «tú que estás más cerca de Dios… pide por mí, dile que…». En realidad, todos podemos estar tan cerca de Jesús como queramos, depende de nosotros dar un paso de fe cada día y ser ese grano de mostaza. «Pero es que mis pecados, es que mi debilidad, es que me equivoco mucho», todo eso son pretextos, pues si un grano de mostaza que es diminuto puede llegar a ser un inmenso árbol, mucho más podemos hacer nosotros.
Es Dios quien actúa en ese grano de mostaza y lo convierte en un frondoso árbol, es el poder de Dios que hace que la levadura crezca tanto, es Dios quien actúa en nosotros. Dejemos que sea Él quien trabaje en nuestro corazón. No somos nosotros mismos los que logramos las cosas, es Él quien actúa, pero no da la libertad, nunca nos obliga a nada. Busquemos cada día escuchar la voz de Dios que nos habla directo al corazón para ser ese grano de mostaza que Él quiere que seamos.
«El Señor nos invita a asumir su misma mirada, la que mira al buen trigo, que sabe custodiarlo también en las malas hierbas. No colabora bien con Dios quien se pone a la caza de los límites y de los defectos de los otros, sino más bien quien sabe reconocer el bien que crece silenciosamente en el campo de la Iglesia y de la historia, cultivándolo hasta la maduración. Y entonces será Dios, y solo Él, quien premie a los buenos y castigue a los malvados. La Virgen María nos ayude a comprender e imitar la paciencia de Dios, que no quiere que ninguno de sus hijos se pierda, que Él ama con amor de Padre.»
(Ángelus de S.S. Francisco, 19 de julio de 2020).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Jesús a veces pongo muchas cosas antes que a ti y creo que con mis propias fuerzas voy a lograr lo que me propongo. Propongo al final de cada día examinar mis actividades y reconocer alguna en donde te haya dejado actuar.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.