humildad

Lunes 29 de marzo de 2020 – ¿Cuál es tu actitud?

H. Sergio Rodriguez, L.C.

 

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

 

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor Jesús, te pido que te hagas presente en mi vida, y de forma especial en este momento de oración. Ayúdame a escuchar tu palabra, a interiorizar tu mensaje y a predicar tus enseñanzas con el ejemplo de mi vida cristiana, para ser así, un fiel colaborador en la extensión de tu reino. Amén.

 

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Juan 12, 1-11

Seis días antes de la Pascua, fue Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos. Allí le ofrecieron una cena; Marta servía y Lázaro era uno de los que estaban con Él a la mesa. María tomó entonces una libra de perfume de nardo auténtico, muy costoso, le ungió a Jesús los pies con él y se los enjugó con su cabellera, y la casa se llenó con la fragancia del perfume.

Entonces Judas Iscariote, uno de los discípulos, el que iba a entregar a Jesús, exclamó: “¿Por qué no se ha vendido ese perfume en trescientos denarios para dárselos a los pobres?”. Esto lo dijo, no porque le importaran los pobres, sino porque era ladrón, y como tenía a su cargo la bolsa, robaba lo que echaban en ella.

Entonces dijo Jesús: “Déjala. Esto lo tenía guardado para el día de mi sepultura; porque a los pobres los tendrán siempre con ustedes, pero a mí no siempre me tendrán”.

Mientras tanto, la multitud de judíos, que se enteró de que Jesús estaba allí, acudió, no sólo por Jesús, sino también para ver a Lázaro, a quien el Señor había resucitado de entre los muertos. Los sumos sacerdotes deliberaban para matar a Lázaro, porque a causa de él, muchos judíos se separaban y creían en Jesús.

Palabra del Señor.

 

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Se presenta esta lectura del Evangelio de san Juan, en preparación para la meditación de la pasión de nuestro señor Jesucristo. Hay tres personajes principales en los que nos podemos detener a meditar para preparar lo mejor posible nuestro corazón a la celebración del triduo sacro: María, Judas y el mismo Jesucristo.

María representa el corazón del cristiano que ha hecho una profunda experiencia del amor de Dios y, por ello, valora su presencia incondicionalmente. En una actitud de humildad, María lava los pies de Jesús en un gesto de veneración, sabe quién es y cree en Él. Esta es una prefiguración de lo que sucedería poco tiempo después tras la muerte del Señor.

Judas representa la actitud de aquel que ha escuchado de Jesús y probablemente convivido con Él, pero que no se ha dejado transformar en el interior. Sus prioridades son todavía las cosas materiales. No se dejó amar por el Señor y sustituyó sus necesidades con la posesión de bienes materiales.

Jesucristo es la muestra de la entrega total, Él conocía el sacrificio que tenía que hacer en remisión por nuestros pecados, y en medio de ello, son actitudes como la de María las que consuelan su corazón. Una actitud de humildad es un bálsamo que cura las heridas del Señor.

La principal diferencia entre Judas y María es que él es egoísta y ella generosa. Un corazón que da, se dispone para recibir. Una actitud generosa conmueve profundamente a Dios, quien siempre está listo y dispuesto a derramar su amor.

«María hace este gesto de contemplación: Marta servía y abre la puerta a la contemplación. Y Judas piensa en el dinero y piensa en los pobres, pero “no porque le preocuparan los pobres, sino porque era ladrón y, como tenía la bolsa, se llevaba lo que echaban en ella”. Esta historia del administrador infiel es siempre actual, siempre los hay, incluso a alto nivel: pensemos en algunas organizaciones caritativas o humanitarias que tienen tantos empleados, tantos, que tienen una estructura muy rica en personas y al final el cuarenta por ciento llega a los pobres, porque el sesenta por ciento es para pagar el sueldo a tanta gente. Es una forma de quitarles el dinero a los pobres. Pero la respuesta es Jesús. Y aquí quiero detenerme: “Porque pobres siempre tendréis con vosotros”. Es una verdad: “pobres siempre tendréis con vosotros”. Los pobres existen. Hay muchos: están los pobres que vemos, pero esta es la parte más pequeña; la gran cantidad de pobres son los que no vemos: los pobres escondidos. Y no los vemos porque entramos en esta cultura de indiferencia que es negacionista y negamos: “No, no hay muchos, no se ven; bueno, está ese caso, pero…”, siempre disminuyendo la realidad de los pobres. Pero hay muchos, muchos.»

(Homilía de S.S. Francisco, 6 de abril de 2020, en santa Marta).

 

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Señor Jesús, que grande es tu amor, te entregas completamente por amor a mí. A imagen de María quisiera postrarme a tus pies en actitud de agradecimiento y veneración. Espero poder formar un corazón humilde y generoso como el tuyo, dispuesto a ayudar a los demás por el amor que te tengo a ti. Amén.

 

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Buscar hacer un acto de generosidad con alguien cercano que lo necesite.

 

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Amén.

 

¡Cristo, Rey nuestro!

¡Venga tu Reino!

 

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.

Ruega por nosotros.

 

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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