Meditacion 01 Mar 22

Martes 1 de marzo de 2022 – «Nunca le ganaremos en generosidad»

Ignacio Uzcanga, LC

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

 

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor, este es el momento que quiero consagrarte. Abandonado toda distracción y preocupación. Quiero escucharte, quiero donarme a tu amor.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Marcos 10, 28-31
En aquel tiempo, Pedro se puso a decir a Jesús: «Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido». Jesús dijo: «Os aseguro que quien deje casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, recibirá ahora, en este tiempo, cien veces más -casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones-, y en la edad futura, vida eterna. Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos primeros».

Palabra del Señor.

 

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Dar tu vida a Cristo no es una pérdida de tiempo y no es perder nada, al contrario, todo aquel que se done a Cristo recibe más, porque Cristo nunca se deja ganar en generosidad.

Pedro le recuerda sus sacrificios que él y los apóstoles han hecho, y Jesús no es indiferente a eso, Cristo sabe que renunciar a sus vidas no fue fácil, y por eso le dice que no se quedarán sin recompensa, y que se les dará incluso más de lo que ellos han donado.

No tengamos miedo a donarnos, si sientes que Cristo te está pidiendo algo: renunciar a una mala actitud, cambiar una actitud, dar de tu tiempo de manera más completa y desinteresada por el bien de los demás, ¡no tengas miedo! Él siempre te recompensará mucho más y te llenará tu corazón de felicidad.

 

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Señor me dono a ti, soy todo tuyo, y dejo todos mis miedos e inseguridades para ponerme a tu servicio, para darte mis seguridades, mis fortalezas, mis alegrías, mi juventud, todo es tuyo Señor, a ti te lo doy.

 

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Decirle al Señor de todo corazón: En tus manos pongo mi vida y me dono completamente a ti, hazme todo tuyo para llevarte conmigo a todas partes.

 

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

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