verdaderos frutos.

Miércoles 10 de marzo de 2021 – Plenitud.

H. Santiago García Huerdo, L.C.

 

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

 

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Padre, me pongo en tus manos. Haz de mí lo que quieras, Sea lo que sea, te doy gracias. Estoy dispuesto a todo, lo acepto todo, con tal que tu voluntad se cumpla en mí y en todas tus criaturas. No deseo más, Padre. Te confío mi alma, te la doy con todo mi amor. (Parte de la oración de abandono del Beato Carlos de Foucauld)

 

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Mateo 5, 17-19

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “No crean que he venido a abolir la ley o los profetas; no he venido a abolirlos, sino a darles plenitud. Yo les aseguro que antes se acabarán el cielo y la tierra, que deje de cumplirse hasta la más pequeña letra o coma de la ley. Por lo tanto, el que quebrante uno de estos preceptos menores y enseñe eso a los hombres, será el menor en el Reino de los cielos; pero el que los cumpla y los enseñe, será grande en el Reino de los cielos”.

Palabra del Señor.

 

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Cuando leo este Evangelio, escucho al Señor diciéndome claramente: Basta de pensar que la religión roba libertades, basta de pensar que los mandamientos de Dios coartan mi naturaleza, basta de pensar que la ley existe para dejar de ser una «mala persona». La ley existe justamente, para todo lo contrario, darme libertad y ser mejor persona. Esto me hace un verdadero hijo de Dios.

Te propongo contemplar la palabra plenitud, lo que significa y quién la dice. Según la Real Academia de la Lengua Española, la palabra plenitud significa totalidad, apogeo, momento álgido o culminante de algo. Por tanto, estamos llamados a la plenitud (amor, paz, felicidad, etc.). Jesús quiere darte esto. Y en este sentido, sólo vienen a mi mente estas preguntas: ¿quién no quiere sentirse pleno en su vida?, ¿quién no quiere sentir que no le falta nada? Yo por lo menos, siento esa necesidad muy dentro de mí. Te invito a preguntarte en esta oración, si estás respondiendo a esa llamada a la plenitud.

 

«Así descubrimos mejor lo que significa que el Señor Jesús no ha venido para abolir la ley sino para darle cumplimiento, para hacerla crecer y mientras la ley según la carne era una serie de prescripciones y de prohibiciones, según el Espíritu esta misma ley se convierte en vida, porque ya no es una norma, sino la carne misma de Cristo, que nos ama, nos busca, nos perdona, nos consuela y en su Cuerpo recompone la comunión con el Padre, perdida por la desobediencia del pecado. Y así, la negatividad literaria, la negatividad en la expresión de los mandamientos —«no robarás», «no insultarás», «no matarás»— ese «no» se transforma en un comportamiento positivo: amar, dejar un lugar a los demás en mi corazón, todos los deseos que siembran positividad. Y esta es la plenitud de la ley que Jesús ha venido a traernos.»

(Audiencia de S.S. Francisco, 28 de noviembre de 2018).

 

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

 

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy trataré de vivir en positivo alguno de los mandamientos.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Amén.

 

¡Cristo, Rey nuestro!

¡Venga tu Reino!

 

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.

Ruega por nosotros.

 

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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