Martes 12 de julio de 2022 – «Buscar la conversión»

Juan Pablo García Hincapié, LC

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor gracias por darme esta oportunidad de estar cerca de tu Corazón. Dame la gracia de acercarme cada vez más a tu Amor. Convierte mi corazón al tuyo para poder formar mi corazón y, así, conseguir que las personas que están a mi alrededor te amen también.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 11,20-24

En aquel tiempo se puso Jesús a recriminar a las ciudades donde había hecho casi todos sus milagros, porque no se habían convertido: «¡Ay de ti, Corozaín; ay de ti, ¡Betsaida! Si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras, hace tiempo que se habrían convertido, cubiertas de sayal y ceniza. Os digo que el día del juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a vosotras. Y tú, Cafarnaúm, ¿piensas escalar el cielo? Bajarás al abismo. Porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que se hicieron en ti, habría durado hasta hoy. Os digo que el día del juicio le será más llevadero a Sodoma que a ti».

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

El Señor Jesús siempre nos da la oportunidad de convertirnos. En este Evangelio se nos ofrece una comparación de una ciudad con la otra. Muchas veces tenemos la oportunidad de ver personas que nos rodean que son ejemplo de conversión. Los grandes ejemplos de conversión empiezan con un llamado de parte de Dios como lo hacen los grandes Santos. El gran error que cometió la ciudad de Corozaín y Betzaida fue el no querer escuchar el mensaje de conversión. El Señor hoy nos invita a recordar sus palabras y con ellas cambiar nuestro corazón a un corazón más semejante al suyo. Lo que no se vale en el camino de la conversión es ver para atrás y buscar las cosas viejas que nos alejaban de Él, sino hay que seguir hacia adelante hacia donde Cristo realmente nos muestra que es su Reino de amor y misericordia, de paz y fraternidad. Hay momentos difíciles en los cuales se puede sentir la tentación de mirar hacia atrás como escape de una vida de compromiso, pero no es la solución que Cristo propone. Cristo propone tomar su cruz y seguir nuestro camino de conversión por medio del amor y el sufrimiento como lo vivió Él. Pidamos al Señor esa gracia de realmente encontrarnos con su amor y darnos la oportunidad de crecer cada vez más y más en santidad de vida.

«Hermanos y hermanas, guardémonos de la lógica de la indiferencia, de lo que viene inmediatamente a la mente: mirar a otra parte cuando vemos un problema. Recordemos la parábola del Buen Samaritano. Aquel pobre hombre, herido por los bandidos, tirado en el suelo, entre la vida y la muerte, estaba allí solo. Pasó un sacerdote, lo vio, y se fue, miró hacia otro lado. Pasó un levita, lo vio y miró hacia otro lado. ¿Soy yo, ante mis hermanos y hermanas necesitados, tan indiferente como este sacerdote, como este levita, y miro a otra parte? Seré juzgado por esto: por cómo me acerqué, por cómo miré a Jesús presente en la necesidad. Esta es la lógica, y no lo digo yo, lo dice Jesús: “Lo que hicisteis a éste, a éste, a éste, me lo habéis hecho a mí. Y lo que no hicisteis a éste, a éste, a éste, a éste, a mí no lo hicisteis, porque yo estaba allí”. Qué Jesús nos enseñe esta lógica, esta lógica de cercanía, de acercarnos a Él, con amor, en la persona de los que más sufren». (S.S. Francisco, Ángelus del 22 de noviembre de 2020).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Dame, Señor, un corazón semejante al Tuyo que se renueve todos los días con tu Amor. Que sepa caminar por la senda de la conversión que me pides todos los días y que cada día pueda estar más cerca a la santidad de vida que también me pides.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Orar por la conversión de los pecadores y especialmente por mi propia conversión.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

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