abre los ojos

Martes 17 de julio de 2018 – Abre los ojos a las maravillas de Dios.

H. Rogelio Suárez, L.C.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Jesús, gracias por todo lo que me has concedido y me concederás. Te pido la gracia de saber reconocer, en todo momento, tu amor y tu gracia para crecer cada vez más en mi camino de santidad.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Mateo 11, 20-24
En aquel tiempo, Jesús se puso a reprender a las ciudades que habían visto sus numerosos milagros, por no haberse convertido. Les decía: “¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran realizado los milagros que se han hecho en ustedes, hace tiempo que hubieran hecho penitencia, cubiertas de sayal y de ceniza. Pero yo les aseguro que el día del juicio será menos riguroso para Tiro y Sidón, que para ustedes.
Y tú, Cafarnaúm, ¿crees que serás encumbrada hasta el cielo? No. Serás precipitada en el abismo, porque si en Sodoma se hubieran realizado los milagros que en ti se han hecho, quizá estaría en pie hasta el día de hoy. Pero Yo te digo que será menos riguroso el día del juicio para Sodoma que para ti”.
Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

¿Cuántas cosas hace Dios en nuestra vida a lo largo de un solo día y seguimos igual? Cada día, cada momento, Dios nos está hablando y ayudando dándonos las gracias necesarias para seguir adelante en nuestro camino de santidad.
Él nos da todo para ir construyendo nuestra vida en su presencia, pero somos nosotros quienes no hacemos caso a su voz y no correspondemos con nuestra vida. Dicen que una cosa no se valora hasta que se pierde y, para que no nos pase eso, debemos de saber identificarlas y apreciarlas. Identificar las gracias y bendiciones de Dios en todo momento. No arrepentirnos de haberlas desaprovechado por haber estado despistados.
San Agustín lo dijo muy bien: «Temo la gracia de Dios que pasa y tal vez no vuelva». No debemos de vivir preocupados porque no se nos pase ninguna gracia, pero sí debemos de procurar estar atentos siempre. Dios no se cansa de darnos su ayuda en cada momento que más lo necesitamos, pero somos nosotros quienes nos cansamos de estar alerta. Y después nos quejamos con Dios, que nunca nos habla, que no nos ayuda, etc.
Todo a nuestro alrededor nos dice: «Abre los ojos a las maravillas de Dios en tu vida y no seas ciego»; sepamos reconocer la voz de Dios a lo largo de nuestro día, siempre por medio de la oración cordial, teniendo siempre unido nuestro corazón al de Dios.

«El gran desafío de nuestros días es el de ayudar a las personas a que se abran a la trascendencia. A que sean capaces de mirar en su interior y de conocerse a sí mismas de manera que puedan reconocer la interconexión recíproca con los demás. Darse cuenta de que no podemos permanecer aislados los unos de los otros..»
(Discurso de S.S. Francisco, 29 de noviembre de 2017).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Buscar un tiempo para estar con Jesús Eucaristía para recordar con Él los momentos de gracia que me ha concedido durante el día y agradecerle de corazón.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Amén.

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