Martes 19 de abril - El verdadero sacrificio muestra el verdadero amor

Martes 19 de abril – El verdadero sacrificio muestra el verdadero amor

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo Rey Nuestro, ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor, gracias por amarme siempre. Tú me llamas incluso cuando no te escucho. Sé que Tú siempre me miras, porque sé que siempre me amas. Sé también que en ocasiones yo pretendo esconderme de tu amor –o quizá me olvido de que me amas: el mundo me distrae constantemente, a veces hasta el punto de querer esconderme de Ti. Hoy quiero acoger tu llamada, poniéndome libremente en tu mirada –gracias por amarme siempre.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Juan 10, 22-30

Por aquellos días, se celebraba en Jerusalén la fiesta de la dedicación del templo. Era invierno. Jesús se paseaba por el templo, bajo el pórtico de Salomón. Entonces lo rodearon los judíos y le preguntaron: «¿Hasta cuándo nos vas a tener en suspenso? Si tú eres el Mesías, dínoslo claramente».

Jesús les respondió: «Ya se lo he dicho y no me creen. Las obras que hago en nombre de mi Padre dan testimonio de mí, pero ustedes no creen, porque no son de mis ovejas. Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy la vida eterna y no perecerán jamás; nadie las arrebatará de mi mano. Me las ha dado mi Padre, y él es superior a todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano del Padre. El Padre y yo somos uno».

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Conocer a Cristo requiere paciencia. No mis caminos, sino los del Señor son los que he de seguir. Los caminos de Dios no son los nuestros… y, sin embargo, ¿no he experimentado mayor felicidad en buscar su voluntad que en buscar la mía? Es verdaderamente doloroso el camino del Señor: podemos constatarlo muchas veces, pero ¿cuánto amor no se expresa justamente a través el sacrificio? Es quizá, en realidad, el verdadero sacrificio lo que muestra el verdadero amor.

Quisiera reconocerte siempre, Dios mío. ¡Cómo desearía tenerte presente en cada instante de mi vida! Tengo la seguridad de que en tu presencia nunca habría peligro de errar. Pero quizá no he comprendido aún quién eres y cómo se te ama en realidad. «¿Hasta cuándo me vas a tener en suspenso? Si Tú eres Dios, dímelo Señor» yo podría hacer de mí estas palabras desesperadas. Pero para conocerte es necesaria la paciencia acompañada de la fe. Para adquirir color y calor es necesario colocarse mucho tiempo bajo el sol.

Tú eres el Mesías, y nos diste testimonio con tus obras por amor del Padre. Dame la gracia de creer en Ti y de reconocerte en cada detalle de amor que Tú me obsequias: en la sonrisa de una persona, en un pobre en la calle, en mis hijos, en una persona cercana a mí, incluso en algún problema o miedo aún no superado –o quizás simplemente en el cantar de un pajarillo o en el silencio mismo. Jesús, quiero reconocer tu amor y conocerte hasta el punto de nunca más dejar de amarte.

Concédeme experimentar tu bondad, reconocer tu belleza, experimentar la protección de mi Pastor y conocer la verdad en los más pequeños detalles de mi vida. Tú eres como el sol, bajo cuya luz adquiriré calor y color para iluminar a los demás. Hoy quiero vivir en tu presencia. Gracias por amarme siempre. Hazme un discípulo misionero de tu amor.

 

«Estoy delante de la Puerta Santa y pido: «Señor, ¡ayúdame a abrir la puerta de mi corazón!». No tendría mucha eficacia el Año Santo si la puerta de nuestro corazón no dejara pasar a Cristo que nos empuja a ir hacia los demás, para llevarlo a Él y su amor. Por lo tanto, igual que la Puerta santa permanece abierta, porque es el signo de la acogida que Dios mismo nos reserva, así también nuestra puerta, la del corazón, ha de estar siempre abierta para no excluir a ninguno. Ni siquiera al que o a la que me molesta: a ninguno.»

(Homilía de S.S. Francisco, 16 de diciembre de 2015).

 

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy, Señor, tendré una atención especial durante el día para reconocer tu amor en los pequeños detalles –y lo compartiré con las personas que se encuentren a mi lado.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!

¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.

Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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