Martes 26 de diciembre – ¡Mártir… ¿Yo?!
San Esteban, protomártir
H. Rodrigo Marín, L.C.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, estoy en tu presencia. Gracias por permitirme estar frente a Ti. Aumenta mi fe para que crea que Tú eres mi única esperanza. Aumenta mi esperanza para que espere siempre en tu amor. Aumenta mi amor para amarte con la certeza de la fe.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 10, 17-22
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus apóstoles: «Cuídense de la gente, porque los llevarán a los tribunales, los azotarán en las sinagogas y los llevarán ante gobernadores y reyes, por mi causa; así darán testimonio de mí ante ellos y ante los paganos. Pero, cuando los entreguen, no se preocupen de lo que van a decir o por la forma de decirlo, porque, en ese momento se les inspirará lo que han de decir. Pues no serán ustedes los que hablen, sino el Espíritu de su Padre el que hablará por ustedes.
El hermano entregará a su hermano a la muerte, y el padre, a su hijo; los hijos se levantarán contra sus padres, y los matarán; todos los odiarán a ustedes por mi causa, pero el que persevere hasta el final se salvará».
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
¿Mártir?… sólo con escuchar la palabra la piel se pone chinita. A nadie le gusta ser perseguido, humillado, arrestado y mucho menos asesinado. Jesús no nos da un contrato con letras pequeñas, borrosas o escondidas. No nos dijo: «te la vas a pasar súper bien», o «no vas a tener ningún problema en la vida», o «todos te van a querer y besar la mano»; nos dijo que tendríamos el ciento por uno en esta tierra… con persecuciones.
¿Cómo podemos afrontar este hecho? ¿No sería más fácil, para evitarnos muchos problemas, dejar de ser cristianos o, sin ser tan radicales, ser cristianos de calendario, sólo cuando lo programamos?
No hace mucho tuvimos la experiencia en México de un terremoto devastador. Esta catástrofe duró unos cuantos minutos. Con esto quiero decir que todo lo malo se acaba. Es más el tiempo que México ha estado sin terremotos que el tiempo en que los ha tenido. Todo lo malo tiene su fin y no tiene comparación con el tiempo que hay de paz y armonía.
Esto fue lo que ha motivado a tantos mártires que han llegado a dar su vida por Cristo. Sabían que acabaría el tiempo de persecución, de calumnias, de cárcel, etc. Sabían que no había comparación con la eternidad que se estaban ganando.
Hoy celebramos a san Esteban que es el primero de una fila interminable de personas que han dado y darán su vida por Cristo. Pongamos nuestro nombre san… mártir en su trabajo por querer ser honesto; san… mártir en su escuela por querer llevar una vida pura; san… mártir por amor a Cristo.
Pidámosle a María que nos dé el coraje cristiano. Que nunca perdamos la certeza de que es más grande la recompensa que Dios nos tiene preparada, que cualquier persecución de parte de los hombres.
«Una Iglesia sin mártires es una Iglesia sin Jesús. Son precisamente los mártires los que sostienen y llevan adelante la Iglesia. Y si además los medios de comunicación no lo dicen, porque no son noticia, hoy muchos cristianos en el mundo son bienaventurados porque son perseguidos, insultados, encarcelados sólo por llevar una cruz o por confesar a Jesucristo. Entonces, cuando nosotros nos quejamos si nos falta algo, deberíamos pensar más bien en estos hermanos y hermanas que hoy, en número mayor respecto a los primeros siglos, sufren el martirio.»
(Homilía de S.S. Francisco, 30 de enero de 2017, en santa Marta).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Haré una visita al santísimo, o una comunión espiritual donde le pida a Dios la gracia de ser coherente con lo que creo.
Despedida
Terminemos nuestra oración con un ave María: Dios te salve María…
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.