Martes 29 de junio de 2021 – ¿Quién es Jesús para ti?
San Pedro y San Pablo, apóstoles
H. Sergio Rodríguez, L.C.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, dame la gracia de dejarte tomar mi vida para que Tú seas el protagonista de esta gran aventura. Te pido que cada día pueda descubrirte en las cosas que hago y que siga amándote para darte todo lo que tengo.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 16, 13-19
En aquel tiempo, cuando llegó Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: “¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?” Ellos le respondieron: “Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que Jeremías o alguno de los profetas”.
Luego les preguntó: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?” Simón Pedro tomó la palabra y le dijo: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”.
Jesús le dijo entonces: “¡Dichoso tú, Simón, hijo de Juan, porque esto no te lo ha revelado ningún hombre, sino mi Padre, que está en los cielos! Y yo te digo a ti que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Los poderes del infierno no prevalecerán sobre ella. Yo te daré las llaves del Reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Esta pregunta del Evangelio de hoy nos interpela a todos porque nos cuestiona sobre una de las bases de lo que creemos como cristianos. La fe no es solamente una cosa que se hace los domingos, que hace la gente en la iglesia, a lo que se dedican los sacerdotes y monjas, algo aburrido que no tiene sentido en la propia vida, sino que es algo vivo que toca todos los aspectos de nuestra existencia y nos ayuda a no ser cristiano solo de domingo. Aquí entra la pregunta que les dirige Jesús a sus discípulos. Ellos comienzan a darle respuestas que, en su gran mayoría, están bien pero no han llegado a hacerse vida.
Jesús es el camino, la verdad y la vida. Esto significa, en primer lugar, que para vivir lo necesitamos, solo hay que descubrir el cómo. No fue hasta que Pedro tuvo una experiencia de Jesús como Dios vivo que pudo confesar quién era Jesús para él; así también, en nuestra vida, tenemos que hacer un camino para llegar a este punto. Jesús es verdad porque nos muestra qué es lo que pide de cada uno de nosotros, cuál es nuestra misión en la vida, el porqué de nuestro existir. También nos muestra la verdad sobre quiénes somos; más allá de juzgarnos, nos ayuda a entendernos porque se interesa en nuestro bien.
La vida de san Pedro nos sirve de inspiración porque era un hombre que se dejaba guiar por el espíritu, y aunque al final de la vida de Jesús lo negó, supo seguir confiando en el Señor porque Él es el que lleva a buen fin su obra en nosotros.
«Decir que Jesús es el Hijo del Dios vivo, que es el Redentor, es una gracia que nosotros debemos pedir: “Padre, dame la gracia de confesar a Jesús”. Al mismo tiempo, el Señor reconoce la pronta correspondencia de Simón con la inspiración de la gracia y por tanto añade, en tono solemne: “Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella”. Con esta afirmación, Jesús hace entender a Simón el sentido del nuevo nombre que le ha dado, “Pedro”: la fe que acaba de manifestar es la “piedra” inquebrantable sobre la cual el Hijo de Dios quiere construir su Iglesia, es decir la Comunidad. Y la Iglesia va adelante siempre sobre la fe de Pedro, sobre la fe que Jesús reconoce [en Pedro] y lo hace jefe de la Iglesia.»
(Angelus de S.S. Francisco, 23 de agosto de 2020).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Empezar desde el día de hoy a reflexionar en cómo se hace presente Dios en mi día a día.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.