Martes 30 de octubre – El Reino de Dios en mí.
H. Rogelio Suárez, L.C.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Jesús, gracias por amarme incondicionalmente y por establecer tu Reino en mí; dame la gracia de serte fiel y te pido aumentes mi fe, mi esperanza y mi caridad.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 13, 18-21
En aquel tiempo, Jesús dijo: «¿A qué se parece el Reino de Dios? ¿Con que podré compararlo? Se parece a la semilla de mostaza que un hombre sembró en su huerta; creció y se convirtió en un arbusto grande y los pájaros anidaron en sus ramas».
Y dijo de nuevo: «¿Con que podré comparar el Reino de Dios? Con la levadura que una mujer mezcla con tres medidas de harina y que hace fermentar toda la masa».
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Cada uno de nosotros es una semilla de mostaza, insignificante, pequeñito, del cual no se espera que dé mucho fruto o sea grande. Pero es la tierra, el abono, el agua, etc., lo que hace que crezca hasta ser arbusto.
Esto es la gracia de Dios, el poder de Dios. Quien deja entrar a Dios en su vida y le permite hacer lo que Él más quiere, llegará a ser lo que nunca se imaginó. Es Él quien poco a poco va cambiando y nos va transformando en lo que tiene pensado para cada uno.
Lo que sucede es que da miedo dejar entrar a Dios en nuestras vidas, pues sabemos que Él va a hacer lo que más quiera, pero siempre para nuestro bien. Nunca hará nada para perjudicarnos. Si Él permite un mal es para después darnos un bien muchísimo mayor.
Si dejamos que Él entre en nuestra vida, poco a poco nos va a ir amasando hasta fermentarnos y hacernos crecer como estamos llamados a serlo.
«Es un semilla muy pequeña, y sin embargo se desarrolla tanto que se convierte en la más grande de todas las plantas del huerto: un crecimiento imprevisible, sorprendente. No es fácil para nosotros entrar en esta lógica de la imprevisibilidad de Dios y aceptarla en nuestra vida. Pero hoy el Señor nos exhorta a una actitud de fe que supera nuestros proyectos, nuestros cálculos, nuestras previsiones. Dios es siempre el Dios de las sorpresas. El Señor siempre nos sorprende. Es una invitación a abrirnos con más generosidad a los planes de Dios, tanto en el plano personal como en el comunitario.»
(Homilía de S.S. Francisco, 17 de junio de 2018).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Buscar un tiempo para estar con Jesús Eucaristía para recordar todo su amor por mí y pedirle la gracia de abrir mi corazón para que Él pueda entrar.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.