Martes 31 de julio de 2018 – La realidad de nuestras vidas.
San Ignacio de Loyola, presbítero.
H. Michael Vargas, L.C.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor Jesús, aclara mi entendimiento y mi corazón para poder conocerte y comprenderte cada día más.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 13, 36-43
En aquel tiempo, Jesús despidió a la multitud y se fue a su casa. Entonces se le acercaron sus discípulos y le dijeron: “Explícanos la parábola de la cizaña sembrada en el campo”.
Jesús les contestó: “El sembrador de la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del Reino; la cizaña son los partidarios del maligno; el enemigo que las siembra es el diablo; el tiempo de la cosecha es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles.
Y así como recogen la cizaña y la queman en el fuego, así sucederá al fin del mundo: el Hijo del hombre enviará a sus ángeles para que arranquen de su Reino a todos los que inducen a otros al pecado y a todos los malvados, y los arrojen en el horno encendido. Allí será el llanto y la desesperación. Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Es bueno tener claro quiénes somos, a dónde vamos y qué queremos en la vida, pero para tenerlo claro es necesario verlo bajo la luz de Dios. ¿Qué nos quiere decir, hoy?
Nos podemos detener en el Evangelio, y escuchar las dulces y hermosas respuestas de Dios, hablándonos al corazón y diciéndonos, quiénes somos, a dónde vamos y qué debemos querer. En el Evangelio de hoy descubrimos claramente el ver que somos hijos de Dios, que hemos sido creados por Él y que nos ama infinitamente; también podemos descubrir que somos parte de este hermoso, pero a la vez complicado campo, llamado mundo y que como ciudadanos de este mundo, estamos llamados a realizar una misión específica a la cual Dios nos ha llamado, y ante la cual debemos responder con amor y alegría, siempre velando porque todo se haga para bien de aquellos que aman a Dios, ya que no será fácil. Habrá dificultades, sí, cometeremos errores sí, habrá un enemigo asechándonos sí, pero a pesar de ello, Dios no nos dejará de amar, ni nos dejará solos.
Pidamos al Señor la gracia de poder vivir amando, con alegría y sencillez, para poder hacer su santa voluntad en aquello a lo cual nos ha llamado, para que al final de la vida, la cosecha de amor sea abundante a sus ojos.
«La misión del cristiano es testimoniar con alegría y humildad el Evangelio». (Papa Francisco).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Haré una visita al Señor y le pediré luz para ver qué dispone hacer con mi vida.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.