hambre de Dios

Martes 7 de mayo de 2019 – Ven a mí.

P. Rubén Tornero Sánchez, L.C.

 

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

 

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Jesús, buenos días, gracias por este nuevo y hermoso día que me regalas para poder estar contigo. Tú sabes lo mucho que te necesito. Conoces bien cuáles son mis inquietudes, cuáles son mis heridas, mis inseguridades, mis alegrías.

Te pido que me ayudes a escuchar tu voz para poder corresponder al inmenso amor que me tienes. Te suplico que aumentes mi fe, mi esperanza y mi amor. Dame la gracia para quedar tan lleno de Ti, que pueda transmitir tu amor a mis hermanos. Amén.

 

 

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Juan 6, 30-35

En aquel tiempo, la gente le pregunto a Jesús: «¿Qué signo vas a realizar tú, para que la veamos y podamos creerte? ¿Cuáles son tus obras? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: Les dio a comer pan del cielo«.

Jesús les respondió: «Yo les aseguro: No fue Moisés quien les dio pan del cielo; es mi Padre quien les da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es aquel que baja del cielo y da la vida al mundo».

Entonces le dijeron: «Señor, danos siempre de ese pan». Jesús les contestó: «Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed».

Palabra del Señor.

 

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Muy amada alma:

Yo he visto todas tus búsquedas. He visto el hambre que tienes de felicidad, de plenitud, de eternidad… he visto tu hambre de mí.

¿Sabes? He tenido unas ganas inmensas de saciar tu hambre, de darte la plenitud que tanto añoras. He querido dar mi vida por ti, volverme un pan para que pudieras tener una vida y una plenitud que no se acaban.

Pero tú no has querido la vida. Has buscado tu felicidad fuera de mí, has recorrido miles de caminos y has intentado saciar tu hambre con una ingente cantidad de comidas, de cosas pasajeras y efímeras que, incluso sin ser en sí malas, no te llenan.

¡Estás hecha para más, amada alma! ¡ESTÁS HECHA PARA MÍ! Tu corazón estará inquieto hasta que no llegues a mí y no te sacies de mí.

Déjame saciar tus deseos, déjame extinguir tu hambre… déjame hacerte feliz.

¿Me lo permites?

Atte. Jesús

 

«La oración de Jesús comienza con una petición imperiosa, que se parece mucho a la imploración de un mendigo: «¡Danos hoy nuestro pan de cada día!» Esta oración proviene de una evidencia que a menudo olvidamos, es decir, que no somos criaturas autosuficientes y que necesitamos alimentarnos todos los días. Las Escrituras nos muestran que, para tanta gente, el encuentro con Jesús se realiza partiendo de una petición. Jesús no pide invocaciones refinadas, al contrario, toda existencia humana, con sus problemas más concretos y cotidianos, puede convertirse en oración. En los evangelios encontramos una multitud de mendigos que suplican liberación y salvación. Hay quien pide pan, hay quien pide curación; algunos la purificación, otros la vista. o que un ser querido pueda volver a vivir… Jesús nunca pasa indiferente ante estas peticiones y estos dolores.»

(Homilía de S.S. Francisco, 27 de marzo de 2019).

 

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

 

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy acudiré a comulgar y le daré las gracias a Jesucristo por ser el pan de vida para mi alma.

 

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Amén.

 

¡Cristo, Rey nuestro!

¡Venga tu Reino!

 

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.

Ruega por nosotros.

 

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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