Miércoles 11 de septiembre de 2019 – Palabras dichas a nosotros…
H. Abraham Cortés, L.C.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, te pido la gracia de crecer en el gozo de ser tu discípulo, que en Ti descubra la fuerza y la belleza de serlo.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 6, 20-26
En aquel tiempo, mirando Jesús a sus discípulos, les dijo: “Dichosos ustedes los pobres, porque de ustedes es el Reino de Dios. Dichosos ustedes los que ahora tienen hambre, porque serán saciados. Dichosos ustedes los que lloran ahora, porque al fin reirán.
Dichosos serán ustedes cuando los hombres los aborrezcan y los expulsen de entre ellos, y cuando los insulten y maldigan por causa del Hijo del hombre. Alégrense ese día y salten de gozo, porque su recompensa será grande en el cielo. Pues así trataron sus padres a los profetas.
Pero, ¡ay de ustedes, los ricos, porque ya tienen ahora su consuelo! ¡Ay de ustedes, los que se hartan ahora, porque después tendrán hambre! ¡Ay de ustedes, los que ríen ahora, porque llorarán de pena! ¡Ay de ustedes, cuando todo el mundo los alabe, porque de ese modo trataron sus padres a los falsos profetas!”
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
En el Evangelio de hoy podemos encontrar dos expresiones que nuestro Señor repite. Una de ellas es: «Dichosos los que…» y la otra es, «¡Ay de vosotros!». Cada una de estas expresiones es especificada por una cualidad. La primera expresa dicha, gozo, es pronunciada por el Señor con un acento positivo. En cambio, la segunda, señala adversidad, desdicha y es pronunciada en un tono negativo.
Estas palabras son dichas a nosotros, podemos ver cómo el Señor dirige su mirada hacia cada uno y palpar la fuerza y el amor con que son pronunciadas. ¿Qué me dice su mirada? ¿Qué experimento al escucharlo dirigirse a mí? ¿Son palabras que me dicen o expresan una norma, un mandato; o son palabras que me revelan su amor, su cercanía, su voluntad? En ellas podemos descubrir una gran riqueza y belleza de nuestra fe, del significado profundo de ser seguidores y discípulos de Jesús.
Cada frase es dicha con y por amor hacia cada uno, dirigida de un modo personal y, a la vez, comunitario. En ellas se encuentra la alegría, la felicidad y la plenitud de lo que somos y de lo que vivimos como cristianos. En ellas se resumen el fin de nuestra vida: el cielo. Leamos, escuchemos y acojamos cada frase desde la fe ¿Qué significa para el corazón del Señor: ser pobre, tener hambre, ser odiado, excluido, insultado’; por qué alegrarse?
«El texto está articulado en cuatro Bienaventuranzas y cuatro admoniciones formuladas con la expresión “¡ay de vosotros!”. Con estas palabras, fuertes e incisivas, Jesús nos abre los ojos, nos hace ver con su mirada, más allá de las apariencias, más allá de la superficie, y nos enseña a discernir las situaciones con la fe. Jesús declara bienaventurados a los pobres, a los hambrientos, a los afligidos, a los perseguidos; y amonesta a los ricos, saciados, que ríen y son aclamados por la gente.»
(Homilía de S.S. Francisco, 17 de febrero de 2019).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Buscaré cómo puedo en mi vida, descubrir la dicha de ser pobre, tener hambre…
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.