el amor es la fuerza

Miércoles 14 de agosto de 2019 – Hermanos en Cristo.

San Maximiliano María Kolbe, presbítero y mártir

H. Pablo Méndez, L.C.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Dame la sabiduría para reconocer qué es los que quieres para mí y los que me rodean, y dame la fuerza para hacerlo.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 18, 15-20
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Si tu hermano comete un pecado, ve y amonéstalo a solas. Si te escucha, habrás salvado a tu hermano. Si no te hace caso, hazte acompañar de una o dos personas, para que todo lo que se diga conste por boca de dos o tres testigos. Pero si ni así te hace caso, díselo a la comunidad, y si ni a la comunidad le hace caso, apártate de él como de un pagano o un publicano.

Yo les aseguro que todo lo que aten en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desaten en la tierra quedará desatado en el cielo.

Yo les aseguro también que, si dos de ustedes se ponen de acuerdo para pedir algo, sea lo que fuere, mi Padre celestial se lo concederá; pues donde dos o tres se reúnen en mi nombre, ahí estoy yo en medio de ellos».
Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
El amor es la fuerza que nos mueve a corregir a las personas que amamos porque no queremos que se pierdan. Cuando se trata de personas que no amamos, esta fuerza es menor, pero de todas formas debemos ser conscientes que como hijos de Dios estamos unidos todos por este vínculo divino, somos hermanos en Cristo.  Cada vez que vemos a alguien que está haciendo las cosas mal debemos salir a su encuentro para ayudarle para que no se pierda una de las ovejas del Señor.
El hecho de que seamos hermanos en Cristo nos ilumina para entender porque cuando nos reunimos, Dios nos escucha, principalmente cuando estamos reunidos en nombre de Cristo, que es el Hijo por excelencia. Teniendo en mente el amor que Dios nos tiene es más fácil dar ese amor a los demás, incluso hasta el extremo como san Maximiliano Kolbe que hoy recordamos.

«Cada vez que rezamos pedimos que nuestras ofensas sean perdonadas. Se necesita valor, porque al mismo tiempo nos comprometemos a perdonar a los que nos han ofendido. Debemos, por tanto, encontrar la fuerza para perdonar de corazón al hermano como tú, Padre, perdonas nuestros pecados, para dejar atrás el pasado y abrazar juntos el presente. Ayúdanos, Padre, a no ceder al miedo, a no ver la apertura como un peligro; a tener la fuerza para perdonarnos y caminar, el valor de no contentarnos con una vida tranquila, y a buscar siempre, con transparencia y sinceridad, el rostro del hermano.
Y cuando el mal, agazapado ante la puerta del corazón, nos induzca a encerrarnos en nosotros mismos; cuando la tentación de aislarnos se haga más fuerte, ocultando la sustancia del pecado, que es alejamiento de ti y de nuestro prójimo, ayúdanos nuevamente, Padre. Anímanos a encontrar en el hermano el apoyo que tú pusiste a nuestro lado para caminar hacia ti, y tener el valor de decir juntos: “Padre nuestro”.»
(Oración del Padre Nuestro, S.S. Francisco, 31 de mayo de 2019).

Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Buscar un acercamiento con esa persona que se ha alejado de la fe.

Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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