Miércoles 14 de junio de 2023 – «O todo, o nada»
Camila Pinheiro, CRC
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Te busco de todo corazón, no me desvíes de tus mandatos. En el corazón guardo tu promesa, para no pecar contra ti. Indícame el camino hacia tus mandatos y meditaré tus maravillas. Porque sé que son felices los que guardan tus preceptos y te buscan de todo corazón. (Salmo 119)
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 5, 17-19
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No creáis que he venido a abolir la Ley o los profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud. Os aseguro que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la Ley. El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes, y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos. Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el Reino de los cielos».
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
El Evangelio de ayer nos ha guiado a comprender nuestra misión según nuestra identidad, ser sal y luz en el mundo. Pero para llegar a ser sal y luz del mundo, el Evangelio de hoy nos indica el camino a seguir, el mapa de ruta que nos conserva en nuestro llamado: la plenitud de la Ley y de los profetas en Cristo. Jesús se presenta como la puerta estrecha, siempre abierta, dispuesta a acoger a quién se le acerque.
Para vivir en una relación de amistad y para mantenerla, mientras el conocimiento y el amor van creciendo entre los amigos, crecen también la conciencia y el deseo de que, para mantener y cuidar esa relación, se deben cuidar los principios que mantienen la amistad, como la libertad de la otra persona, la búsqueda real de su bien, el respetar su dignidad y fama, el cuidar sus otras relaciones… de lo contrario, se está en una relación tóxica.
El Evangelio de hoy aparece en el contexto del discurso evangélico que inicia con las bienaventuranzas y termina con el anuncio de los verdaderos discípulos. En él, Jesús da coordenadas muy claras sobre los principios que nos permiten mantener nuestra relación de amistad con él y con los demás, recordando todo el camino que hace a través de la Ley y los profetas en el Antiguo Testamento, pero actualizando la comprensión de dichos mandamientos: enseñándonos a perdonar, a dar la otra mejilla, a tratar a los demás como desearíamos ser tratados.
Lo que hace Jesús a través de los mandamientos, es cambiar nuestro corazón, nuestra mentalidad, de modo que ya no veamos al otro como un obstáculo para mí propio bien, sino como un bien en sí mismo. En este sentido, los mandamientos, más que normas a seguir, se presentan como condición necesaria para que vivamos bien y que nuestras relaciones sean sanas.
«Los Mandamientos tienen actualidad en el sentido de que son los “pedagogos” que te llevan al encuentro con Jesús. Pero si tú dejas de lado el encuentro con Jesús y quieres volver para dar más importancia a los Mandamientos, eso no va bien … Que el Señor nos ayude a caminar sobre el camino de los Mandamientos, pero mirando al amor a Cristo hacia el encuentro con Cristo, sabiendo que el encuentro con Jesús es más importante que todos los Mandamientos». (S.S. Francisco, Catequesis del 11 de agosto de 2021).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Intenta vivir hoy una de las indicaciones que da Jesús en el Evangelio de san Mateo entre los capítulos 5 al 7.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.