Miércoles 19 de mayo de 2021 – Vivir en la verdad.
H. César Adrián Hernández Morales, L.C
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Jesús, permíteme conocer y aceptar mi verdad.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Juan 17, 11-19
En aquel tiempo, Jesús levantó los ojos al cielo y dijo: “Padre santo, cuida en tu nombre a los que me has dado, para que sean uno, como nosotros. Cuando estaba con ellos, yo cuidaba en tu nombre a los que me diste; yo velaba por ellos y ninguno de ellos se perdió, excepto el que tenía que perderse, para que se cumpliera la Escritura.
Pero ahora voy a ti, y mientras estoy aún en el mundo, digo estas cosas para que mi gozo llegue a su plenitud en ellos. Yo les he entregado tu palabra y el mundo los odia, porque no son del mundo, como yo tampoco soy del mundo. No te pido que los saques del mundo, sino que los libres del mal. Ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.
Santifícalos en la verdad. Tu palabra es la verdad. Así como tú me enviaste al mundo, así los envío yo también al mundo. Yo me santifico a mí mismo por ellos, para que también ellos sean santificados en la verdad”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
El amor de Jesús lo lleva a pedir al Padre por mí. Pide que viva en la verdad. En la verdad de quien soy, de mi dignidad. La verdad de que soy hijo de Dios. La verdad de que he sido redimido por Cristo. La verdad de que soy amado y de que mis pecados han sido perdonados. La verdad que me hará libre.
Jesús sabe que no soy del mundo. El mundo vive en la mentira, en el engaño, en las apariencias. En el mundo se vive de lo que se aparenta ser, de la imagen que hago de mí mismo. En el mundo se ocultan las debilidades, los defectos, las heridas. Jesús, en cambio, quiere que no sea del mundo, es decir que viva en la verdad. Que me acepte como soy y que me sepa amado por Él. Que no tenga miedo de ver mis pecados y debilidades, mis heridas y defectos y me acerque a Él con ellos para ser sanado.
Solo reconociendo que estoy enfermo puedo ser curado. Solo reconociendo mis pecados y debilidades puedo ser perdonado por Dios y sentir su amor misericordioso, el abrazo del Padre. Jesús quiere que viva en la verdad, que reconozca mis faltas. No para que tenga lástima de mí mismo, sino para que me deje curar, para que me acerque a Él y pueda ser sanado, redimido. Vivir en la verdad es vivir en el amor del Padre.
«El mismo Señor, en su hora crucial, rezó por esto: “No ruego que los retires del mundo, sino que los guardes del maligno”. Expuestos y afectados personal y comunitariamente en nuestra vulnerabilidad y fragilidad y en nuestras limitaciones corremos el grave riesgo de replegarnos y quedar “mordisqueando” la desolación que la pandemia nos presenta, así como exacerbarnos en un optimismo ilimitado incapaz de asumir la magnitud de los acontecimientos. Las horas de tribulación ponen en juego nuestra capacidad de discernimiento para descubrir cuáles son las tentaciones que amenazan atraparnos en una atmósfera de desconcierto y confusión, para luego hacernos caer en derroteros que impedirán a nuestras comunidades promover la vida nueva que el Señor Resucitado nos quiere regalar.»
(Carta Papa Francisco, 30 de mayo de 2020)
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Tomar unos minutos al fin del día para revisar cómo he estado y ver qué verdad Jesús me quiere revelar sobre mí.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.