Miércoles 8 de mayo de 2019 – Mi puerta.
H. José Romero, L.C.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, ayúdame a estar contigo.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Juan 6, 35-40
En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: «Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed. Pero como ya les he dicho: me han visto y no creen. Todo aquel que me da el Padre viene hacia mí; y al que viene a mí yo no lo echaré fuera, porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.
Y la voluntad del que me envió es que yo no pierda nada de lo que él me ha dado, sino que lo resucite en el último día. La voluntad de mi Padre consiste en que todo el que vea al Hijo y crea en él, tenga vida eterna y yo lo resucite en el último día”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Cristo es el pan de la vida y todos nosotros lo sabemos; sabemos que es Él a quién necesitamos para tener una verdadera vida, pero la pregunta es, ¿cómo tengo al pan de vida? La respuesta nos la da el mismo Señor, «el que viene a mí».
Para estar cerca del Señor solo debo ir, solo debo avanzar paso a paso para obtener el pan de la vida. No es algo que se me impone, es alguien a quién busco, no porque debo, sino porque lo necesito, está en mí tenerlo. Sin este pan tendré siempre hambre, sin Cristo no tendré una vida plena.
¿Pero cómo son estos pasos? Acercarme a Cristo es en cierto modo difícil porque no son pasos físicos sino pasos espirituales; el poseer el pan de la vida es un recorrer un sendero espiritual personal. Y los pasos no son ir a misa, rezar el rosario, leer la Biblia, ayudar al prójimo, ¡no! Los pasos consisten en hacer todo eso con amor; el alma que está amando es el alma que está caminando hacia Cristo.
El cristiano debe amar a Dios en todo lo que hace, vivir la Santa Misa con la consciencia de que ama y es amado, rezar a Dios con la certeza de que está amando y está siendo amado, ayudar al prójimo para estar con Dios.
¡Amemos hoy a Dios! Caminemos hacia el pan de la vida y no pasaremos hambre y sed, porque tendremos todo, tendremos a Dios.
«Este pan de vida, sacramento del Cuerpo y de la Sangre de Cristo, viene a nosotros donado gratuitamente en la mesa de la eucaristía. En torno al altar encontramos lo que nos alimenta y nos sacia la sed espiritualmente hoy y para la eternidad. Cada vez que participamos en la santa misa, en un cierto sentido, anticipamos el cielo en la tierra, porque del alimento eucarístico, el Cuerpo y la Sangre de Jesús, aprendemos qué es la vida eterna. Esta es vivir por el Señor: «el que me coma vivirá por mí» (v. 57), dice el Señor. La eucaristía nos moldea para que no vivamos solo por nosotros mismos, sino por el Señor y por los hermanos. La felicidad y la eternidad de la vida dependen de nuestra capacidad de hacer fecundo el amor evangélico que recibimos en la eucaristía.»
(Ángelus de S.S. Francisco, 19 de agosto de 2018).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Dar hoy un paso hacia Dios, vivir la misa o mi oración con la consciencia que estoy amando a Dios.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.