Miércoles 9 de febrero de 2022 – «Tu vida se juega en el interior»
Diego López, LC
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Yo sé Jesús que estás aquí a mi lado y que el gran deseo que hay en tu corazón es estar siempre conmigo. Tú no te cansas de mí, ni de escucharme, ni de mirarme, ni de consolarme. Eres lo mejor que tengo en mi vida, y te estoy muy agradecido por el regalo inmenso de haberte conocido y haber experimentado tu amor. Que cada día pueda experimentarlo de nuevo, eso es solo lo que te pido.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Marcos 7, 14-23
En aquel tiempo, llamó Jesús de nuevo a la gente y les dijo: «Escuchad y entended todos: Nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre. El que tenga oídos para oír, que oiga». Cuando dejó a la gente y entró en casa, le pidieron sus discípulos que les explicara la parábola. Él les dijo: «¿Tan torpes sois también vosotros? ¿No comprendéis? Nada que entre de fuera puede hacer impuro al hombre, porque no entra en el corazón, sino en el vientre, y se echa en la letrina». Con esto declaraba puros todos los alimentos. Y siguió: «Lo que sale de dentro, eso sí mancha al hombre. Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los malos propósitos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, injusticias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro».
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Jesús nos enseña en este Evangelio una gran lección: la vida se juega en el interior. Nuestro interior está lleno, todo el día, de muchos pensamientos e imaginaciones sobre nosotros mismo y sobre los demás. Ni tan siquiera dormidos dejamos de pensar e imaginar: los sueños son también parte de nuestro mundo interior y pueden develarnos muchas cosas. Ahí está el ejemplo de San José a quien Dios le mostró su voluntad cuatro veces a través de sueños.
La pregunta es: ¿De dónde vienen estos pensamientos e imaginaciones? ¿Quién es su autor? ¿A dónde me conducen en mi vida? ¿Cómo me afectan en mis sentimientos y decisiones? En esta ocasión centrémonos en su autor. Solo hay tres posibilidades: Tú, Dios o el demonio.
Si provienen del demonio vienen acompañadas de egoísmo, falsa tranquilidad, mediocridad. Hay que rechazarlas, y hacer justo lo contrario de lo que nos inspira. Si el autor somos nosotros mismos, hay que analizar más de cerca las razones que nos mueven en esa dirección y ver si son coherentes con los valores del Evangelio.
Por último, si provienen de Dios hay que seguirlas. Son inspiraciones para amar y servir más: más santos, bondadosos, misericordiosos, misioneros… Las reconocemos por la voz de quien la susurra, “mis ovejas escuchan mi voz”, e infunden en nosotros: entusiasmo, paz, conversión, convicción de ser amados, fortaleza…
Imagina una vida en la que estemos atentos a las voces dentro de nosotros y fuésemos capaces de identificar lo que viene de Dios y lo que viene del maligno. En ese momento de nuestro interior no saldrían maldades que nos hacen impuros, sino actos de amor que nos hacen santos.
«Pedro vive un acontecimiento que marca un cambio decisivo para su existencia. Mientras reza, tiene una visión que actúa como una “provocación” divina, para provocar un cambio de mentalidad en él. Ve un gran lienzo que baja desde las alturas y que contiene varios animales: cuadrúpedos, reptiles y pájaros, y oye una voz que le invita a comer esa carne. Como buen judío, reacciona diciendo que nunca había comido nada impuro, como prescribe la Ley del Señor (cf. Levítico 11). Entonces la voz repite con fuerza: «Lo que Dios ha purificado, no lo llames tu profano» (Hechos 10, 15). Con este hecho el Señor quiere que Pedro ya no evalúe los acontecimientos y a las personas según las categorías de lo puro y lo impuro, sino que aprenda a ir más allá, a mirar a la persona y a las intenciones de su corazón. Lo que hace impuro al hombre, de hecho, no viene de fuera, sino sólo de dentro, del corazón (cf. Marcos 7, 21). Jesús lo dice claramente». (S.S. Francisco, Catequesis del 16 de octubre de 2019).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy dedicaré 10 minutos antes de comida a descubrir al autor de los pensamientos e imaginaciones que he tenido hasta este momento del día.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.