Ofrecimiento de obras

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Oración a la Santísima Trinidad

Señor y Padre mío, Dios del cielo y de la tierra, Padre Creador, Hijo Redentor, Espíritu Santo Santificador. Te adoro y te amo con todo el corazón. Te doy gracias por haberme creado, por haberme redimido, por haberme llamado a la fe católica y por haberme conservado durante esta noche. Te ofrezco en este día mi oración, mi trabajo y mi cansancio, mis sufrimientos y mis alegrías; haz que todo lo haga por amor a ti y según tu voluntad. Dame firmeza en la vivencia de mi vocación cristiana, paciencia en el sufrimiento, audacia en la confesión de mi fe, sabiduría en el camino de la vida, caridad en mis relaciones con los hombres. Líbrame del pecado y de todo mal. Que tu gracia esté siempre conmigo y con todos los que amo. Amén.

Oración a Jesucristo

Jesucristo, fiel amigo de mi alma y Rey supremo del Regnum Christi, te renuevo la ofrenda que te he hecho de mi vida, para que me enseñes a hacer tu voluntad, para que me fortalezcas en tu seguimiento, para que te imite en las virtudes cristianas, especialmente aquellas que más te agradan: la caridad, la humildad, la justicia y la rectitud. Concédeme ser un apóstol fiel y celoso de tu Iglesia y la gracia de poder anunciar en este día tu mensaje de salvación a aquellos hermanos que encuentre en mi camino. Que por la convicción con que viva mi fe católica y el ardor con que la transmita me convierta en fecundo conquistador de almas para el Reino. Amén.

Oración a la Santísima Virgen

Madre mía, vengo ante ti en este nuevo día a bendecirte por las cosas grandes que ha hecho en ti Dios todopoderoso, a agradecerte las gracias que me has alcanzado, a consagrarte todos mis pensamientos, palabras y obras y a pedirte tu bendición para mí y cada uno de los miembros del Regnum Christi.

Intercede ante Dios por nosotros que, esparcidos por el mundo, nos esforzamos por vivir la fe, la esperanza y la caridad de las que tú nos das tan admirable y alto ejemplo.

Concédeme imitar la vida de oración, de obediencia, de humildad, de fidelidad, de sacrificio y de sencillez que compartiste con tu Hijo, nuestro hermano y Señor.

Ayúdame a formar un corazón manso y humilde como el de tu Hijo Jesucristo, y alcánzame la gracia de recibirle en el sacramento de su amor con el fervor con que tú lo hacías en los años de tu soledad.

Dile a Jesús, oh Madre, cuánto le quiero amar, cuáles son mis deseos de santificación y de apostolado. Dile con qué fervor y constancia quiero servirle en el Regnum Christi que ha de ser un instrumento fiel para la extensión de su Reino entre los hombres.

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