Ordenaciones diaconales en México, Monterrey y Chile

El 2 de julio, se llevaron a cabo las ordenaciones diaconales de 12 legionarios de Cristo.

Siete de ellos en la antigua Basílica de Guadalupe de la ciudad de México; tres en la parroquia de Nuestra Señora de Fátima en San Pedro Garza García, Monterrey; y dos en la capilla del Colegio Cumbres de Santiago de Chile, de donde son exalumnos.

Agradecemos a Dios el don de su vocación y les seguimos encomendando en nuestras oraciones durante los meses que preceden su ordenación sacerdotal.

México

El Card. Norberto Rivera Carrera, Arzobispo primado de México, ordenó diáconos a Pablo Solís Aguirre, Francisco Javier Delgado, Carlos Arturo Castañeda, Francisco Iñarritu, César Hernández, Alfredo Hernández y Eduardo Favila Alba en la antigua Basílica de Guadalupe.

Acompañaron a los nuevos diáconos en la celebración sus familiares y amigos, sacerdotes legionarios de Cristo y del clero diocesano, y miembros del Regnum Christi.

El padre Ricardo Sada, director territorial de México y Centroamérica, agradeció a las familias de los nuevos diáconos con las siguientes palabras:

«Quiero agradecer también y felicitar a las familias de los ya diáconos. Agradecerles por su generosidad y por haber sido instrumentos de Dios para que este milagro se haya podido dar y ellos hayan podido recibir las órdenes sagradas en su primer escalón…
¡Qué bueno es Dios! ¡Cuántos momentos de duda, de miedos, de la tristeza por sentir la ausencia del hijo, del hermano, del amigo! ¡Cuántos momentos cobran sentido hoy! Y un sentido tan especial. Ahora son elegidos de Dios y les ha regalado el don inmenso del orden sacerdotal».

Durante su homilía el Cardenal Rivera dijo a los nuevos diáconos:

«El diaconado es un don con el que la Iglesia de Dios se fortalece… El ministerio de Cristo es un solo ministerio, en el diaconado se acentúa el servicio a la comunidad, el servicio a los más pobres.
Recuerden que sólo la palabra de Cristo transforma el corazón del hombre. Sólo la palabra de Cristo permanece para siempre. Sólo la palabra de Dios, hace fecundas todas las cosas…
Cuando tengan que servir a los más pobres, sepan que para eso recibieron al Espíritu Santo. Muchas veces ese servicio es difícil, es ignorado.
Muchas veces ese servicio no tiene colaboración de quienes tienen que prestarla. Pero ustedes, jóvenes diáconos, deben permanecer, sabiendo que es el Espíritu Santo el que los ha enviado a ayudar a los demás».diaconales

Monterrey

Alejandro Páez Garza y Juan Pablo Nájera García, ambos de Monterrey; y Esteban Castellanos Bay, originario de Hermosillo, recibieron el orden del diaconado por la imposición de las manos del Arzobispo de Monterrey, Mons. Rogelio Cabrera, en la parroquia de Nuestra Señora de Fátima en San Pedro Garza García.

Al inicio de la celebración el padre Emilio Díaz-Torre, director territorial de Monterrey, agradeció al arzobispo por el don que hacía a la Iglesia en la ordenación diaconal de estos tres legionarios de Cristo.

Manifestó también su gratitud hacia los familiares de los ordenandos por el apoyo que han brindado a sus hijos a lo largo de los años y que hoy les permite subir al altar para configurarse con Cristo que no ha venido a ser servido sino a servir a sus hermanos y dar su vida en rescate por muchos.

Pidió también a la Madre de Dios que los ayude a crecer en su amor a Dios y a las almas que se les encomendarán como pastores del pueblo de Dios y colaboradores de los presbíteros y de los obispos.

Mons. Rogelio Cabrera, recordó a los jóvenes ordenados en su homilía que con la imposición de manos serán configurados con Cristo y que, por lo tanto, se hacen servidores del pueblo de Dios, protectores de los pobres y de los enfermos.

«Los diáconos están llamados a cuidar y velar a los que más sufren». Les pidió, además, ser infatigables, constantes y bondadosos en su servicio. Hoy la Iglesia necesita transmitir a Cristo, la gente quiere ver a Cristo.
Manifiesten la belleza de Cristo al mundo y Él les dará el ciento por uno a ustedes y sus familias».diaconales

Chile

El Cardenal Ricardo Ezzati, Arzobispo de Santiago, cardenal Ricardo Ezzati, ordenó diáconos a los hermanos Gastón Vicuña y Sebastián Rodríguez, en la capilla del Colegio Cumbres, de donde son exalumnos.

Acudieron a la celebración eucarística sus familiares, amigos, legionarios de Cristo, consagradas y laicos consagrados del Regnum Christi, así como algunos miembros del Movimiento.

El padre Gastón comenta, en una entrevista, su experiencia vocacional:

«Toda mi vida estudié en el colegio Cumbres, pero no fue hasta III° Medio que consideré seriamente un posible llamado de Dios. Durante un viaje a México para colaborar en campamentos y actividades juveniles del ECYD y del Movimiento Regnum Christi me sentí especialmente interpelado por Dios en la oración.
En medio de un particular momento de claridad existencial, pude ver toda mi vida como una unidad; un momento tan fugaz de cara a la eternidad, pero a la vez tan hermoso para ponerlo al servicio de Dios y de los demás.
El hecho de que la ordenación sea en la capilla del colegio es muy significativo, ya que es uno de los lugares que marcó el inicio de mi vocación. Es muy especial, porque podrán participar muchas personas que son muy queridas y cercanas para mí; poder compartir la alegría de este momento es un regalo de Dios, del cual estoy muy agradecido».

Durante la homilía, el Card. Ezzati destacó:

«Ellos han sido elegidos por el Señor. Es Dios quien consagra y Dios quien envía. “Yo soy la vid, ustedes los sarmientos”. La vocación al seguimiento de Jesús es una gracia que brota de Él.
Recibir y vivir el ministerio de la ordenación no comporta estatus o promoción humana: no se trata de poder o de privilegios, sino permitir que Cristo crezca en ustedes y actúe por medio de ustedes, en actitud de entrega y servicio.
Busquen que el Señor, que vino para servir y no para ser servido, aparezca en cada palabra que pronuncian y en cada gesto que realizan. Toda su vida, signo y transparencia de Cristo, hasta la estatura espiritual descrita en la experiencia de san Pablo: “ya no soy yo quien vive, es Cristo que vive en mí”.
Busquen y cultiven la vida en Dios, con oración constante; que tengan en sus manos todos los días el Evangelio de Cristo del cual son constituidos mensajeros y alimenten su vocación con el Pan Eucarístico que servirán con sus manos».

«Tener un hijo consagrado a Dios, es algo muy especial, porque si bien es difícil la entrega y el desprendimiento, significa mucho para toda la familia. Sabemos que Dios se ha fijado en nosotros para pedirnos a uno de los nuestros y eso se siente y te marca para toda la vida. También se siente la responsabilidad de corresponder a la confianza que Dios ha tenido con nosotros y muy profundamente, el gozo, la alegría y la cercanía de Dios que, seguramente, es lo que más importa», comentaron los padres del padre Gastón en una entrevista que se puede leer aquí.

Los padres del padre Sebastián, por su parte, comentaron: «Nos deja muy tranquilos saber que está feliz con el camino que optó para su vida. El sacerdocio no es fácil, especialmente en estos tiempos, ya que se requiere de muchas renuncias y entrega. Es muy bonito para nuestra familia tener un integrante que asuma este importante compromiso».

El padre Sebastián Rodríguez comparte en la entrevista que:

«El Cumbres forma y lanza apóstoles a las más diversas vocaciones, y es así como me siento, un enviado de Dios para transmitir a Cristo a los demás.
Algunos sentirán esa invitación de seguir de cerca a Dios consagrando su vida; otros dedicarán parte de su tiempo para ayudar a los demás, sin distinción de personas, sea en la vida espiritual, humana o intelectual, o todas a la vez.
En el Cumbres recibí la Primera Confesión, la Comunión y la Confirmación, y ahora tendré la gracia de ser ordenado ahí mismo, en el lugar donde sentí mi vocación, en fin, no puedo estar más contento».

Estos diáconos se suman a las ordenaciones diaconales tenidas en Roma, y a la que se llevará a cabo también en Guadalajara próximamente. Todos preparándose para la ordenación sacerdotal que se llevará a cabo el mes de diciembre, en Roma.

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