«Es preciso escuchar primero a los jóvenes…»
Visita Mons. Franco Coppola, nuncio apostólico en México, la sede del Pontificio Instituto Teológico Juan Pablo II en la Universidad Anáhuac.
“Para hablar de los jóvenes, es preciso primero escucharlos, el Papa Francisco les pidió hacer lío para ser escuchados… esta Universidad tiene la dicha de encontrar y ofrecer a tantos jóvenes un servicio importantísimo y calificadísimo…” dijo Mons. Franco Coppola, nuncio apostólico en México, durante la homilía de inauguración del seminario: “El destino del eros: el lugar de la sexualidad en la plenitud humana”.
El evento se realiza del 22 al 26 de enero en la Universidad Anáhuac campus norte, sede del Pontificio Instituto Teológico Juan Pablo II para las Ciencias del Matrimonio y de la Familia, sección mexicana. El profesor invitado es el P. Dr. José Noriega Bastos quien proviene de la sede central en Roma, Italia, del Instituto Juan Pablo II.
El seminario fue inaugurado a las 9 de la mañana por el nuncio apostólico en México, Mons. Franco Coppola. Le acompañaron en el presídium el Padre y Dr. José Noriega, el P. Gaspar Guevara, L.C., presidente del Instituto y el Dr. Alejandro Landero, director nacional. A la una de la tarde de realizó la concelebración eucarística en la capilla de la Universidad Anáhuac México, campus norte.
El P. Ricardo Sada, L.C., director territorial de México y Centroamérica del Regnum Christi, participó en la concelebración, junto con el rector de la Universidad, el P. Cipriano Sánchez, L.C, quien al inició de la misa agradeció la presencia del Nuncio, resaltando, que al ser una universidad de identidad católica, valora mucho su presencia como representante del Papa Francisco: “Su presencia nos inspira a seguir trabajando con las periferias, con el diálogo y la alegría del Evangelio, como lo dice el Papa Francisco… motivamos mucho a los jóvenes para que no permanezcan indiferentes ante tantos desafíos que el mundo de hoy nos presenta…”.
La homilía de Mons. Coppola fue muy sensible y motivadora: compartió un momento muy especial de su vida, cuando el Papa lo nombra su representante en México y le dice que ese país es un tesoro de fe para la Iglesia, que la Iglesia de México debe trabajar en este tesoro para que se conserve.
Siguiendo con su experiencia dijo que al llegar a México sentía una gran responsabilidad por el encargo del Papa, pero cuando llegó a la Basílica de Guadalupe y leyó las palabras que la Virgen dijo a Juan Diego: “¿Kuix amo nikan nika nimonantsin ¿Kuix amo noseualotitlan, nekauyotitlan in tika (¿No estoy aquí yo, que soy tu madre? ¿No estás bajo mi sombra y resguardo?) Sintió una paz enorme y la compañía maternal de la Virgen de Guadalupe.
Al finalizar la misa se dirigieron los Padres con Mons. Coppola y los directores de las diferentes sedes del Instituto Juan Pablo II, al pebetero de la explanada para realizar una foto y despedir al Nuncio.
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