Se celebra la elevación de la Prelatura Cancún-Chetumal a Diócesis
El sábado 21 de noviembre el nuncio apostólico en México, Mons. Franco Coppola elevó la antigua Prelatura de Cancún-Chetumal a Diócesis. En la misa celebrada en la Catedral de la Santísima Trinidad de Cancún, Mons. Pedro Pablo Elizondo fue elevado a obispo diocesano. Durante la ceremonia fue acompañado, además del nuncio apostólico y del obispo emérito Mons. Jorge Bernal, LC, por los obispos de la provincia: el arzobispo de Tuxtla Gutiérrez, Mons. Fabio Martínez Castilla; el arzobispo de Yucatán Mons. Gustavo Rodríguez Vega, el arzobispo emérito Mons. Emilio Carlos Berlie y el obispo auxiliar Mons. Pedro Mena; de Campeche Mons. Francisco González.
El Papa Francisco se hizo presente por medio de una carta donde expresa su cercanía. En este mensaje se unió espiritualmente a la acción de gracias por los frutos de los 50 años de la Prelatura y pide a la Iglesia particular que lleve la alegría del Evangelio especialmente a los más pobres y necesitados. También fue entregada la bula, donde el papa Francisco confirma la elevación a Diócesis de la Prelatura Cancún-Chetumal y a Mons. Pedro Pablo Elizondo, LC como primer obispo diocesano.
Al menos un centenar de sacerdotes concelebraron la misa, entre ellos algunos de los religiosos que han visto la evolución obrada desde sus inicios. Fue el 23 de mayo de 1970 cuando el Sumo Pontífice Pablo VI encomienda a los Legionarios de Cristo la Prelatura de Chetumal, nombrando a Mons. Jorge Bernal Vargas, LC, administrador apostólico y cuatro años después recibe el orden episcopal.
Entre los sacerdotes presentes se encontraba Patrick Corrigan, LC, que recién ordenado fue enviado al territorio de Quintana Roo hace ya 50 años. Narra la siguiente experiencia en su libro «Mis memorias, una hojeada en el tiempo»: «Como antes de que llegáramos los Legionarios de Cristo no había un obispo que visitara las comunidades… Prácticamente ningún católico de las 32 primeras comunidades que me tocó había sido confirmado…me programé con Mons. Jorge Bernal para visitar las comunidades ya preparadas para la confirmación. El itinerario se hizo para quince días; dos y tres pueblos por día, calculando distancia y número de católicos».
Por su parte, el nuncio Franco Coppola en su homilía comparaba la nueva diócesis Cancún-Chetumal a un niño, pues «los tiempos de la Iglesia son un poco más largos, entonces 50 años sigue siendo un niño, puede caminar ya con sus pies, pero tiene mucho que aprender».
Los fieles laicos también se hicieron presentes a través de devociones de piedad popular. Desde el sábado por la mañana partió de Chetumal una caravana de autos alegóricos, en donde se exhibían los patronos de las diversas parroquias de los ocho decanatos de la diócesis. El Santísimo Sacramento recorrió todo el trayecto, pasando por varias ciudades hasta llegar a la Catedral de Cancún. Durante la misa se tuvieron detalles tanto en la primera lectura al ser en lengua maya, como en el ofertorio al pasar vestidos con la ropa típica regional de fiesta para presentar los dones.
Al final de la celebración eucarística Mons. Pedro Pablo Elizondo, LC, dio unas palabras de agradecimiento tomando las palabras de la Virgen María con el Magnificat. Agradeció a cada uno de los grupos presentes y concluyó una parte de su discurso mencionando los elementos que constituyen el nuevo logo de la diócesis con la cruz maya, el color verde de la selva y el mar azul turquesa.
«Benditas tierras de Quintana Roo, por su cristalino mar turquesa que las baña y abraza, por el sol radiante que las ilumina y calienta, por la selva verde y generosa que las viste y arropa. Pero sobre todo benditas tierras de Quintana Roo porque ellas recibieron los primeros rayos del sol de la Evangelización cristiana en la nación mexicana».
Mensaje del Papa Francisco a Mons. Pedro Pablo Elizondo, L.C. y a la nueva diócesis
Su excelencia reverendísima Mons. Pedro Pablo Elizondo Cárdenas obispo de Cancún-Chetumal. Su Santidad saluda cordialmente a vuestra excelencia, al obispo prelado emérito, así como clero, consagrados y fieles laicos con motivo del L aniversario de la erección canónica de esa jurisdicción eclesiástica y de su elevación a diócesis.
El Santo Padre se une espiritualmente a la ferviente acción de gracias al Señor, por los abundantes frutos conseguidos a lo largo de este tiempo y los anima a tener presente el amor misericordioso de N. S. Jesucristo de quien brota toda verdad, bondad y belleza, para que todos los que forman parte de esa Iglesia particular prosigan incansablemente su actividad evangelizadora llevando a todos la alegría del Evangelio y el consuelo de la caridad fraterna, particularmente a los más pobres y necesitados. Con estos sentimientos el Papa Francisco a la vez que suplica que recen por él y por su servicio al santo pueblo de Dios, invocando a la maternal protección de la B. V. de Guadalupe sobre todos los hijos e hijas de esa diócesis, en parte complacido la implorada bendición apostólica como prenda de copiosos dones celestiales.
Card. Pietro Parolin. Secretario de estado. Desde El Vaticano, 21 de noviembre de 2020.
Carta del Santa Padre de elevación de la Prelatura Cancún-Chetumal a diócesis y de confirmación de Mons. Pedro Pablo Elizondo Cárdenas como primer obispo diocesano
(Versión traducida de latín al español)
Francisco, obispo, siervo de los siervos de Dios para perpetua memoria. Habiendo crecido admirablemente con manifiesta bendición de Dios en número y en deseo espiritual el pueblo de la prelatura territorial de Cancún Chetumal, después de casi 50 años desde su erección. El venerable hermano Pedro Pablo Elizondo Cárdenas Obispo prelado, habiendo escuchado a la Conferencia de los Obispos en México, pidió hace poco a la Sede apostólica que esta sede prelaticia fuera elevada al grado y dignidad de diócesis, por eso contando de antemano con el voto favorable del venerable Franco Coppola, arzobispo titular de Vinda y nuncio Apostólico en México, con el consejo de la Congregación para los Obispos, hemos determinado acoger de buen grado esta iniciativa que será de mucho provecho para el futuro bien espiritual de las almas. Así pues, en virtud de la plenitud de nuestra potestad apostólica elevamos al grado de diócesis a la Prelatura Territorial de Cancún-Chetumal conservando el mismo nombre y territorio. Establecemos la sede de esta diócesis en la misma ciudad donde ha estado hasta el presente y elevamos su templo al grado y dignidad de Iglesia Catedral, concediéndole los debidos derechos y privilegios, determinamos que la nueva comunidad diocesana sea sufragánea de la iglesia metropolitana de Yucatán y que el obispo pro tempore de la nueva diócesis quede sometido a la jurisdicción del arzobispo de dicha iglesia metropolitana. Las restantes disposiciones cúmplanse de acuerdo con las normas del derecho canónico. Además, confirmamos como ordinario y pastor de la nueva diócesis de Cancún-Chetumal al venerable hermano Pedro Pablo Elizondo Cárdenas, L.C. quien hasta el presenta ha sido obispo prelado de esta circunscripción. Para realizar todas estas disposiciones nombramos al venerable hermano Franco Coppola, arzobispo titular de Vinda y nuncio apostólico en México, otorgándole todas las necesarias y oportunas facultades, incluso de subdelegar para este acto a cualquier ministro constituido en la dignidad eclesiástica, con la obligación de remitir a la Congregación para los Obispos el documento auténtico del cumplimiento de lo mandado. Mandamos finalmente que esta constitución nuestra se mantenga ahora y en el porvenir sin que nada obste. Dado en Roma en el Laterano el 15 de febrero del año del Señor de 2020, séptimo de nuestro pontificado. Rubrican esta bula el cardenal Pietro Parolin, secretario de estado. Cardenal Marc Ouellet, prefecto de la Congregación para los Obispos.
Homilía del nuncio apostólico, Mons. Franco Coppola
Quiero añadir mis felicitaciones por el cumplimiento de una etapa, claro que estamos hablando de una etapa. Los tiempos de la Iglesia son un poco más largos, entonces 50 años sigue siendo un niño, puede caminar ya con sus pies, pero tiene mucho que aprender.
Hemos escuchado en la primera lectura el apóstol Pedro saliendo del cenáculo de Pentecostés se dirige a la gente que había visto algo extraño que pasaba y les dirige la palabra: todo Israel este cierto de que al mismo Jesús de que vosotros crucificasteis Dios lo ha constituido Señor y Mesías. Esas palabras son siempre verdaderas es por eso que la Iglesia todas las misas inician pidiéndonos el pedir perdón, a nosotros que estamos acostumbrados a tener la culpa a los demás, nunca mi culpa, la Iglesia nos enseña a decir por mi culpa por mi cupla por mi gran culpa, soy yo que ha participado en la crucifixión de Jesús.
Me decía monseñor que cuando llegó a la Prelatura había 5 parroquias, ahora son casi 70, un gran trabajo. Yo no conozco Cancún, sí me han llevado a conocer realidades muy lindas como el seminario, el santuario de la Virgen Desatanudos, caminando he visto cosas muy bonitas, modernos, hasta lujosos. Me doy cuenta de que también hay otras colonias con casas más pequeñas, me cuentan que hay lugares donde la gente llega y hace casas con estructuras de cartón. Tenemos mucho que trabajar.
Aquí hay madres y padres de familia, piénsenlo: ¿Aceptarían ustedes padres de familia que unos de sus hijos estén viviendo lujosamente y otros padeciendo de hambre? No se puede soportar, pues son mis hijos, esto hace parte de la crucifixión del Señor, esto no se puede cambiar de un día al otro, pero tenemos que trabajar para ser un ejemplo de una Iglesia que es familia de los hijos de Dios, todos hermanos. Hace poco el Papa ha escrito su carta encíclica “Todos hermanos”, desafortunadamente este concepto no resulta tan evidente, tenemos que trabajar, claro que no es un problema de Cancún sino de la Iglesia en todo el mundo, todavía hoy participamos de la crucifixión del Señor de esta manera. Pedro nos anuncia la Resurrección, el Señor no se ha ofendido, ha resucitado, es una fuerza nueva que entra al mundo, y que quiere regalarnos una fuerza nueva a través de esta etapa que nos regala. Como en el ejemplo que mencioné al inicio del niño, que hace un paso, pero que le falta mucho para graduarse, ya ha caminado bien, seguimos adelante, pero ¿Cómo?
El apóstol Pedro nos sugiere algo en la segunda lectura: Conviértanse en modelo de rebaño. Buena sugerencia que nos dice a todos: Obispos, sacerdotes, pero también padres de familia, somos muy capaces de hablar, pero Pedro lo dice, hay que ser modelos, lo que digo lo tengo que encarnar y vivir yo primero, sino no sirve. Vivimos en un tiempo donde esto vale más que nunca, había un tiempo de sentido de respeto a la autoridad eclesial y política donde uno escuchaba y obedecía, pero ahora no. Si la palabra no corresponde a los hechos no nos siguen. Si tú no crees en tu palabra yo no tendría motivo para creerte. Para nosotros obispos, sacerdotes, pero también padres de familia, todos los que tenemos una responsabilidad frente a los demás, las palabras sirven, pero sólo si va acompañado por el ejemplo. Esto lo había dicho ya hace mucho tiempo un papa para muchos de ustedes no conocido por ser ustedes jóvenes, es Pablo VI cuando dijo que nuestro tiempo es un tiempo que no acepta más maestros, o si lo acepta es porque son testigos, porque viven lo que dicen, tenemos que vivir lo que decimos, poro ¿vivir qué?
Jesús hablando de sí como el Buen Pastor como la puerta por donde pasan las ovejas, concluye el Evangelio de hoy diciendo yo he venido para que tengan vida y vida en abundancia. Esto es lo que yo tengo que decir, como obispo, sacerdote o como padre de familia. Vivimos en un tiempo en el que vivimos lo contrario, en el que cada uno piensa para sí, por lo que le falta, no. Jesús no ha venido por esto, podría haberse quedado muy tranquilo en el paraíso, pero no quiso. Vino en medio de nosotros para que tengamos vida, este es el testimonio cristiano. En esto tenemos que salvarnos de esta generación perversa como dice el apóstol San Pedro en la primera lectura, una generación que piensa en sí mismo, todo lo contrario de la fe cristiana que creemos en un Dios que se ha entregado a sí mismo por nosotros. Esto tiene que ser mi vida, entregado a la gente que me ha sido confiada. Si soy obispo por mis sacerdotes; si soy sacerdote por mis fieles; si soy papá o mamá mis hijos. Mi vida entregada por ellos, no buscando mis satisfacciones, no, esto es lo contrario de Jesús, Él se ha entregado hasta dar la vida, en el altar celebramos el sacrificio del Señor, y en el altar la Iglesia nos enseña a ofrecernos.
En Italia hay una broma, se dice que el queso suave “Formaggino” que se da a los niños se llama mío, porque el niño piensa en clave de que es mío en sobrevivir, tiene que pensar en sí mismo, pero conforme uno crece tiene que pensar en los demás. Somos una Iglesia joven, somos llamados a crecer, a entregar nuestra vida. A hacer entrega de nuestra vida.
Si pensamos en las condiciones como se encontraba el territorio hace 50 años como ha cambiado, cuanto se ha trabajado. Pero ahora tenemos que vencer el espíritu del mundo que nos hace concentrarnos en nosotros mismos, lo que a mí me gusta. Ser cristianos significa ser discípulos de Jesús que vino a darnos vida, para que tengamos vida, hacemos de esto nuestro lema para que todos nuestros hermanos y hermanas tengan una vida digna.