«Quiero ser feliz»

Conferencia del P. Adolfo Guémez, L.C.

La sección de señoras del Regmun Christi de Acapulco organizó una magna conferencia titulada: “Quiero ser feliz”, impartida por el P. Adolfo Güémez, L.C., quien visitó la ciudad de Acapulco, Guerrero el pasado 12 de octubre.

La conferencia se llevó a cabo en el hotel El Cano, en la costera Miguel Alemán, con una extraordinaria respuesta de convocatoria.

El P. Adolfo Güémez nació en Celaya, Guanajuato. El 15 de septiembre de 1995 ingresó al Noviciado de la Legión de Cristo. Es licenciado en Filosofía por la Universidad Anáhuac México y Bachiller en Teología por el Ateneo Regina Apostolorum en Roma. Se ordenó sacerdote el 15 de Agosto de 2008.

Ha escrito varios libros como: “¿Quieres? ¡Puedes!”, “Se buscan héroes”, “Hablar bien, vivir mejor” y el más reciente: “Corazón de Mujer”.

Desempeñó sus primeros años de sacerdocio en Chile y Argentina. Actualmente es el superior de la comunidad de Legionarios de Cristo en Aguascalientes, así como director de Pastoral Familiar en el Movimiento Regnum Christi.

Es youtuber y bloguero, y se puede encontrar en las redes sociales como “padolfolc” o simplemente como Padre Adolfo. Actualmente cuenta con más de 17 mil seguidores.

Durante la conferencia, el P. Güémez, L.C. resaltó el enorme e insasiable deseo de llenar el vacío que todos tenemos, comentando que resulta muy sencillo si todos lo alimentamos con amor, con autodominio, con templaza y equilibrio, con castidad y con oracion. Aseguró que la felicidad es arraigarse al amor: “somos más felices en la medida que damos más amor, hemos sido creados para el cielo.”

“Cuando amamos correctamente las reglas sobran, ¡Dios vino para que tengamos vida! Tenemos que afrontar lo que nos asusta, no ignorarlo”, aseguró el padre.

Dijo que no debemos idolatrar la belleza, ni el dinero, sólo son el medio o canales que nos llevan a Dios, pero si los hacemos ídolos ya no sirven. El sexo, el alcohol y las drogas solo llenan el vacío momentáneamente, pero éste siempre permanece.

La visita del padre a la localidad concluyó con una misa que celebró al día siguiente, recordando a la Santísima Trinidad, como Dios único, vivo y verdadero en tres personas distintas: Padre, Hijo y Espíritu Santo.

 

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