Sábado 1 de abril – ¿Quién eres en mi vida, Señor?
H. Balam Loza, LC.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
«¡Bendito el Señor, Dios de Israel, el único que hace maravillas! ¡Bendito su nombre glorioso por siempre, la tierra toda se llene de su gloria!» (Salmo 73) Al contemplar tus maravillas, Señor, me postro ante Ti y te doy gracias. ¡Cuántas veces me acostumbro a recibir tus innumerables dones!, y sin embargo, al pararme por un momento a contemplar la naturaleza, el sonido del río, el canto del pájaro, mi historia…, veo que Tú has estado presente y tu amor se ha manifestado a cada paso, en cada instante. Por eso vengo hoy a tus pies, para contemplar tus maravillas y tu amor.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Juan 7, 40-53
En aquel tiempo, algunos de los que habían escuchado a Jesús comenzaron a decir: “Éste es verdaderamente el profeta”. Otros afirmaban: “Éste es el Mesías”. Otros, en cambio, decían: “¿Acaso el Mesías va a venir de Galilea? ¿No dice la Escritura que el Mesías vendrá de la familia de David, y de Belén, el pueblo de David?”. Así surgió entre la gente una división por causa de Jesús. Algunos querían apoderarse de Él, pero nadie le puso la mano encima.
Los guardias del templo, que habían sido enviados para apresar a Jesús, volvieron a donde estaban los sumos sacerdotes y los fariseos, y éstos les dijeron: “¿Por qué no lo han traído?”. Ellos respondieron: “Nadie ha hablado nunca como ese hombre”. Los fariseos les replicaron: “¿Acaso también ustedes se han dejado embaucar por él? ¿Acaso ha creído en él alguno de los jefes o de los fariseos? La chusma ésa, que no entiende la ley, está maldita”.
Nicodemo, aquel que había ido en otro tiempo a ver a Jesús, y que era fariseo, les dijo: “¿Acaso nuestra ley condena a un hombre sin oírlo primero y sin averiguar lo que ha hecho?”. Ellos le replicaron: “¿También tú eres galileo? Estudia las Escrituras y verás que de Galilea no ha salido ningún profeta”. Y después de esto, cada uno de ellos se fue a su propia casa.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
¿Quién eres en mi vida, Señor? Así como en tu tiempo, hoy Tú tienes un lugar central en la vida de las personas y eres un continuo interrogante para muchos. Para unos eres una voz que habla y que llama a la conversión pero que, poco a poco, es callada o evitada. Eres una persona incómoda pues pides un cambio de vida, de estilos, de comodidades. Eres una presencia embarazosa que está fuera, tocando a las puertas de los corazones, y al que se responde desde dentro «mañana le abriremos». Así, imitamos a los fariseos a los cuales llamabas y tocabas a su puerta, pero a quienes resultabas incómodo sin ni siquiera haberte escuchado.
Para otros en cambio puedes ser aquel hombre intrigante y ejemplar. Tal vez eres como una «figura de porcelana» que tenemos en algún lugar importante de nuestro corazón y que al verla nos deja una agradable sensación. Y, sin embargo, sólo eres una figura que está ahí, que nos dice algo, pero que en el fondo nos cambia poco. No dejamos que te muevas, te tenemos bien controlado y cuidamos que no te rompas. Podemos decir que nos mantenemos en un terreno neutro; estás en nuestro corazón, pero en la zona de las visitas y te tenemos ahí, impidiendo que entres realmente en el fondo de nuestro corazón. Eres eso, una visita y no un miembro de la familia. Y tal vez, somos como los soldados que sí, te admiramos, te reconocemos como alguien importante, pero nos quedamos como meros admiradores.
Finalmente, podemos hacer realmente la experiencia de ser amigos tuyos, de poder escucharte y que tus palabras nos toquen. No seremos perfectos, pienso que los apóstoles no eran perfectos, pero sí eran tus amigos. Eres el amigo a quien se dan las llaves de casa para que entre a la hora que quiera sin pedir permiso; quien nos conoce perfectamente y que sabe lo que necesitamos; con quien podemos llorar o pasar lo mejores momentos.
«Amigos, Jesús es el Señor del riesgo, es el Señor del siempre “más allá”. Jesús no es el Señor del confort, de la seguridad y de la comodidad. Para seguir a Jesús, hay que tener una cuota de valentía, hay que animarse a cambiar el sofá por un par de zapatos que te ayuden a caminar por caminos nunca soñados y menos pensados, por caminos que abran nuevos horizontes, capaces de contagiar alegría, esa alegría que nace del amor de Dios, la alegría que deja en tu corazón cada gesto, cada actitud de misericordia.»
(Discurso de S.S. Francisco, 30 de julio de 2016).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy, Señor, voy a dedicar un momento para estar delante del Sagrario preguntándome quién eres en mi vida.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.