Sábado 11 de junio de 2022 – «El Reino del cielo es Jesús vivo en nuestras vidas»

Vinícius Pessuti, LC

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Te pido en esta oración que camines siempre a mi lado, Señor. Sostén mis manos y guíame para leer tu palabra y hacerla algo presente y vivo en mi vida. Ilumina mi mente con tu sabiduría, cúbreme con tu misericordia y sáname con tu infinito amor.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Lectura del santo evangelio según san Mateo (10,7-13)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «ld y proclamad que el reino de los cielos está cerca. Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, echad demonios. Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis. No llevéis en la faja oro, plata ni calderilla; ni tampoco alforja para el camino, ni túnica de repuesto, ni sandalias, ni bastón; bien merece el obrero su sustento. Cuando entréis en un pueblo o aldea, averiguad quién hay allí de confianza y quedaos en su casa hasta que os vayáis. Al entrar en una casa, saludad; si la casa se lo merece, la paz que le deseáis vendrá a ella. Si no se lo merece, la paz volverá a vosotros».

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Llenos del Espíritu Santo, también nosotros podemos ir por el mundo anunciando que «el reino de los cielos está cerca». Las gracias que recibimos por medio de Él nos llevan a un estado de ánimo en el que la paz que disfrutamos son los signos de la justicia que practicamos.

«Curad a los enfermos, resucitad a los muertos, limpiad a los leprosos y expulsad a los demonios». Esta es nuestra tarea, esta es nuestra misión. Pero para poder ejercerla, necesitamos también sentirnos curados, resucitados, purificados y libres de todas las asechanzas del enemigo. Dios quiere dar a todos sus hijos una calidad de vida digna de nuestra elección, pues fuimos creados a su imagen y semejanza y llamados a salir de nuestra cápsula para anunciar al mundo que el reino de los cielos es Jesús y que Él está entre nosotros.

La alegría, la felicidad y el perdón son atributos del reino de los cielos que están en nuestro corazón y que debemos llevar al mundo. Hemos recibido gratuitamente, debemos dar gratuitamente, es nuestro deber, es nuestra vocación y nuestra misión. Pero para ser fieles en nuestro ministerio, Jesús nos recomienda que no llevemos nada de lo que el mundo considera importante, sino sólo los dones que hemos recibido gratuitamente de Él. Al hacerlo, nos liberaremos de nuestro pensamiento vacío, de nuestros apegos, de nuestras ideas distorsionadas por el pecado, y podremos anunciar el reino de los cielos, que es la Palabra de Dios actuando vivamente en nosotros.

«Bendigamos al Señor por los progresos que la ciencia médica ha realizado, sobre todo en estos últimos tiempos. Las nuevas tecnologías han permitido desarrollar tratamientos que son muy beneficiosos para las personas enfermas; la investigación sigue aportando su valiosa contribución para erradicar enfermedades antiguas y nuevas; la medicina de rehabilitación ha desarrollado significativamente sus conocimientos y competencias. Todo esto, sin embargo, no debe hacernos olvidar la singularidad de cada persona enferma, con su dignidad y sus fragilidades. El enfermo es siempre más importante que su enfermedad y por eso cada enfoque terapéutico no puede prescindir de escuchar al paciente, de su historia, de sus angustias y de sus miedos. Incluso cuando no es posible curar, siempre es posible cuidar, siempre es posible consolar, siempre es posible hacer sentir una cercanía que muestra interés por la persona antes que por su patología. Por eso espero que la formación profesional capacite a los agentes sanitarios para saber escuchar y relacionarse con el enfermo» (S.S. Francisco, Mensaje para la XXX Jornada Mundial del Enfermo, n.3).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

¿Qué has estado anunciando en el camino de tu vida? – ¿Hablas con tus amigos de lo que ves y oyes en la televisión y en Internet? – ¿Por qué no proclamas también el Evangelio? – ¿Has acogido en tu corazón la ternura de Dios en tu vida o la has dejado pasar pensando que es mérito tuyo?

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Tomar un tiempo hoy en tu día y pensar donde se refleja el Reino de Dios en tu vida.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

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