Sábado 13 de abril de 2019 – Caminar con Jesús.
H. José Alberto Rincón Cárdenas, L.C.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, busco tu rostro; no apartes de Ti a tu siervo.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Juan 11, 45-57
En aquel tiempo, muchos judíos que habían ido a casa de Marta y María, al ver que Jesús, había resucitado a Lázaro, creyeron en él. Pero algunos de entre ellos fueron a ver a los fariseos y les contaron lo que había hecho Jesús.
Los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron el Sanedrín y decían: «¿Qué será bueno hacer? Este hombre está haciendo muchos prodigios. Si lo dejamos seguir así, todos creerán en Él, van a venir los romanos y destruirán nuestro templo y nuestra nación».
Pero uno de ellos, llamado Caifás, que era sumo sacerdote aquel año, les dijo: «Ustedes no saben nada; no comprenden que conviene que un solo hombre muera por el pueblo, y no que toda la nación perezca.»
Sin embargo, esto no lo dijo por sí mismo, sino que, siendo sumo sacerdote aquel año, profetizó que Jesús iba a morir por la nación; y no sólo por la nación, sino también para congregar en la unidad a los hijos de Dios, que estaban dispersos. Por lo tanto, desde aquel día tomaron la decisión de matarlo.
Por eso Jesús ya no andaba públicamente entre los judíos, sino que se retiró a la ciudad de Efraín, en la región contigua al desierto y allí se quedó con sus discípulos.
Se acercaba la Pascua de los judíos y muchos de las regiones circunvecinas llegaron a Jerusalén, antes de la Pascua, para purificarse. Buscaban a Jesús en el templo, y se decían unos a otros: «¿Qué pasará? ¿No irá a venir a la fiesta?».
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Estamos a un paso de revivir el momento cúspide de la misión de Jesús. Hoy recibimos una invitación última para decidir de qué lado estaremos cuando Él recorra el camino al Calvario. La pregunta de los fariseos, ante el escándalo de Jesús, es la misma que nosotros debemos plantearnos en nuestra relación con Él: ¿qué hacemos? Cierto es que Él ha realizado muchos signos en nuestras vidas; no es menos cierto, sin embargo, que quizás han pasado desapercibidos para nosotros, o que incluso nos han llegado a ser incómodos.
Caifás toma su decisión. Conviene que uno muera en vez de todos. Frío cálculo político; mas el amor de Dios escapa todo cálculo. Sin saberlo, el Sumo Sacerdote se volvió profeta en aquel momento. Gracias a que su profecía se cumplió, los hijos de Dios han ido siendo reunidos en un sólo rebaño. Pero aún hay mucho por hacer. El primer paso, no obstante, comienza con nosotros mismos.
Así pues, ¿qué decisión tomamos? ¿Condenamos a cada hombre a su propia suerte o buscamos acompañarlo en medio del drama de sus circunstancias? Después de todo, la fe cristiana no es un simple adorno histórico, sino un constante llamado a obrar aquí y ahora según la medida de Cristo. De qué lado queremos ver a Jesús pasar: ¿del de sus verdugos, o del de sus amigos? Aún hay tiempo para elegir sabiamente.
«Esta actitud contamina todo porque levanta un muro invisible que hace creer que, marginando, separando, aislando, se resolverán mágicamente todos los problemas. Y cuando una sociedad o comunidad se permite esto y lo único que hace es cuchichear, chismear y murmurar, entra en un círculo vicioso de divisiones, reproches y condenas. Curioso, esta gente que no acepta a Jesús así, y lo que nos enseña Jesús, es gente que está peleada siempre entre ellos, se están condenando entre ellos, entre los que se llaman justos. Y además es una actitud de marginación y exclusión, de confrontación que le hace decir irresponsablemente como Caifás: “Mejor que se muera uno por el pueblo, y que no perezca la nación entera”. Mejor que estén guardados todos allí, que no vengan a molestar, nosotros queremos vivir tranquilos. Es duro esto y con esto se tuvo que enfrentar Jesús y con esto nos enfrentamos nosotros hoy. Normalmente el hilo se corta por la parte más fina: la de los pobres y la de los indefensos. Y son los que más sufren estas condenas sociales, que no permiten levantarse. Qué dolor genera ver cuando una sociedad concentra sus energías más en murmurar e indignarse que en luchar y luchar para crear oportunidades y transformación.»
(Homilía de S.S. Francisco, 25 de enero de 2019).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Buscaré hacer una visita eucarística para recordarle a Jesús que puede contar con mi corazón para descansar de quienes lo persiguen.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.