es libre

Sábado 13 de junio de 2020 – La sencillez de la coherencia.

San Antonio de Padua, presbítero y doctor de la Iglesia

H. José Alberto Rincón, L.C.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, que viva de cara a Ti, con alegría y sencillez.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 5, 33-37
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: ‘Han oído ustedes que se dijo a los antiguos: No jurarás en falso y le cumplirás al Señor lo que le hayas prometido con juramento. Pero yo les digo: No juren de ninguna manera, ni por el cielo, que es trono de Dios; ni por la tierra, porque es donde él pone los pies; ni por Jerusalén, que es la ciudad del gran Rey.
Tampoco jures por tu cabeza, porque no puedes hacer blanco o negro uno solo de tus cabellos. Digan simplemente sí, cuando es sí; y no, cuando es no. Lo que se diga de más, viene del maligno.’
Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
‘Han oído ustedes…pero yo les digo.’ ¿Qué es lo que Jesús está haciendo aquí? ¿Acaso no ha dicho que no viene a abolir la Ley, sino a darle cumplimiento? Sí, así es. Dar cumplimiento quiere decir llevar a plenitud. Y la plenitud de la Ley es el amor. Ése es el cambio que Jesús opera: del amor a la Ley, a la Ley del amor.
Por eso es que no tiene sentido jurar de ninguna manera. Quien jura, busca comprometerse poniendo como testigo a alguien más. Jurar es usar de un objeto o de una persona como garantía. Eso no es amor. El que ama, no debe preocuparse por jurar, pues se compromete, no por obligación sino con la libertad que viene precisamente de vivir en ese amor. Jurar es querer cumplir algo por deber; servir es querer cumplir a alguien por amor. ¿Vemos la diferencia?
¡Pero hay más! Ya decía san Agustín: ama y haz lo que quieras. Esto no es licencia para actuar intempestivamente, justificándonos en lo que llamamos amor. No. Antes bien, quiere decir que en el corazón en el que el amor reina, toda acción se vuelve consecuencia de ese amor y, por tanto, no puede errar. Quien ama es suficientemente libre para reconocer también los límites de su amor, la imperfección que lo caracteriza.
De aquí se desprenden los últimos versículos. Amar nos hace libres. La libertad nos permite movernos con sencillez. Y esa sencillez genera en nuestra vida la coherencia que nos lleva a amar más. Es un círculo virtuoso. Condúcete con sencillez, en la libertad de un verdadero hijo de Dios, y cada día amarás de modo más completo. ¡Pero cuánto nos cuesta acoger esa sencillez! Pidamos esa gracia, pues sólo entonces dejaremos de poner atención a lo que hemos oído, y haremos caso a lo que Jesús nos dice ahora.

«Esto significa también ser libre ante el público: hablar al estilo evangélico: “sí, sí”, “no, no”, porque lo demás viene del maligno (cf. Mt 5,37). La comunicación necesita palabras reales en medio de tantas palabras vacías. Y en esto tenéis una gran responsabilidad: vuestras palabras cuentan la historia del mundo y le dan forma, vuestras historias pueden generar espacios de libertad o esclavitud, de responsabilidad o de dependencia del poder.»
(Discurso SS Francisco, 23 de septiembre de 2019)

Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Cuando alguna situación supere mis fuerzas el día de hoy, en vez de desesperar o de complicarme, buscaré vivirla desde la óptica del amor con sencillez, agradeciendo a Dios la oportunidad de servirle y de amarle más.

Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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