Meditacion 15 enero 22

Sábado 15 de enero de 2022 – «No he venido a llamar justos, sino pecadores»

Diego Suárez, LC

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

 

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Buenos días Jesús. Vengo a ponerme en tu presencia. Deseo ardientemente estar contigo, pues sé que Tú deseas estar conmigo. “¡Cuánto tiempo he estado esperando este momento!”. Tus palabras resuenan en mi corazón y me invitan a desearte, a buscarte, a quererte en mi vida. Jesús, ¿cómo puedes amarme a mí, pecador? “Te amo por ser quién eres, no por tu pecado. En tú debilidad yo manifestaré mi poder. Sólo déjame entrar ¡Entrégame todo! Tu ser, tu vida, tus cualidades, tus defectos e incluso tu pecado. En ti quiero manifestar mi poder”. Jesús, te lo entrego todo. Te entrego mi vida, mis virtudes y cualidades, para que tú las encamines a la edificación de tu Reino. También, te entrego mis pecados, defectos y debilidades, para que en ellas tú demuestres tu poder. Jesús abre mi corazón, mente y entendimiento a tu voz. Amén.

 

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Marcos 2, 13-17
En aquel tiempo, Jesús salió de nuevo a la orilla del lago; la gente acudía a él y les enseñaba. Al pasar vio a Leví, el de Alfeo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: «Sígueme». Se levantó y lo siguió. Estando Jesús a la mesa en su casa, de entre los muchos que lo seguían, un grupo de recaudadores y otra gente de mala fama se sentaron con Jesús y sus discípulos. Algunos letrados fariseos, al ver que comía con recaudadores y otra gente de mala fama, les dijeron a los discípulos: «¡De modo que come con recaudadores y pecadores!». Jesús lo oyó y les dijo: «No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar justos, sino pecadores».

Palabra del Señor.

 

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

¿Por qué Cristo nos ama, si nosotros no correspondemos como debe ser a su amor? ¿Por qué Cristo elegía a los pecadores, si ellos eran los primeros en negarle con sus acciones? ¿De qué sirvió su sacrificio en la cruz, si a muchos no le iba a importar? Veamos a los apóstoles. Cristo no eligió gente exitosa, justos, perfectos seguidores de la ley, sino gente imperfecta y herida por el pecado y la vida. Veamos los grandes santo, detrás de cada uno de ellos hay un pasado lleno de pecado e imperfección. Vete a ti mismo, los defectos y pecados parecen ser más grandes que las fortalezas y deseos de santidad ¿Entonces, por qué Cristo nos eligió para ser sus hermanos por el bautismo? Por el simple hecho de ser hijos amados del Padre. Porque la identidad y dignidad de hijos de Dios, que el bautismo nos ha dado, es más grande que el poder del mal y del pecado. Cristo quiere tú debilidad y tú pecado para demostrar su poder sanador y santificador, que es más poderoso que el poder del mal y de la muerte. La Iglesia no es un museo de santos, sino un hospital de pecadores, necesitados de Cristo para que los sane. Todo santo tuvo su pasado pecador y todo pecador tiene un futuro de santidad, ¿Estás dispuesto a vivirlo?

Pidámosle a Cristo, la gracia de dejarnos tocar por su poder sanador. Que un día podamos, a ejemplo de Mateo, reconocer que nuestra vida está vacía sin Cristo. Que podamos reconocernos pecadores, necesitados de sus fuerzas pues las nuestras no bastan. Que aumente nuestro deseo de ser santos, pues venimos del Padre y al Padre vamos.

¡Cristo, danos tu gracia y tu fuerza!

 

«En la vocación específica que estamos llamados a vivir, estos vientos pueden agotarnos. Pienso en los que asumen tareas importantes en la sociedad civil, en los esposos que —no sin razón— me gusta llamar “los valientes”, y especialmente en quienes abrazan la vida consagrada y el sacerdocio. Conozco vuestras fatigas, las soledades que a veces abruman vuestro corazón, el riesgo de la rutina que poco a poco apaga el fuego ardiente de la llamada, el peso de la incertidumbre y de la precariedad de nuestro tiempo, el miedo al futuro. Ánimo, ¡no tengáis miedo! Jesús está a nuestro lado y, si lo reconocemos como el único Señor de nuestra vida, Él nos tiende la mano y nos sujeta para salvarnos». (S.S. Francisco, Mensaje para la 57 Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones).

 

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

 

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

¿Hace cuanto que no te confiesas? Hoy, proponte un día para confesarte y recibir el perdón de Cristo por manos del sacerdote. Si crees que no la necesitas, porque piensas que no has cometido ningún pecado grave, seguramente la necesitas más que nunca. Recuerda, la confesión nos ayuda también para fortalecer nuestra alma ante las asechanzas e insidias del demonio.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

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