Sábado 17 de julio de 2021 – La misión de Jesús.
H. Francisco J. Posada, LC.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, hazme partícipe de tu misión redentora porque quiero ser parte de lo que Tú haces y eres. Te pido la gracia de reconocer que, con tu misión de salvación, haces grandes cosas en el mundo y que, aunque mi ayuda sea pequeña, puedo hacer una gran diferencia en la gente que me rodea. Gracias por todos los dones que me das.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 12, 14-21
En aquel tiempo, los fariseos se confabularon contra Jesús para acabar con él. Al saberlo, Jesús se retiró de ahí. Muchos lo siguieron y él curó a todos los enfermos y les mandó enérgicamente que no lo publicaran, para que se cumplieran las palabras del profeta Isaías:
Miren a mi siervo, a quien sostengo; a mi elegido, en quien tengo mis complacencias. En él he puesto mi Espíritu, para que haga brillar la justicia sobre las naciones. No gritará ni clamará, no hará oír su voz en las plazas, no romperá la caña resquebrajada, ni apagará la mecha que aún humea, hasta que haga triunfar la justicia sobre la tierra; y en él pondrán todas las naciones su esperanza.
Palabra de Dios.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Jesús es el elegido de Dios porque es el más cercano al Padre, es su siervo porque se interesa tanto en el plan que Dios tiene para el mundo que lo hace propio, es del mismo sentir que el Padre. Todos, de una u otra forma, necesitamos ser sostenidos por Dios, sea en el matrimonio o en la vida consagrada. Tenemos nuestros momentos de luz donde nos llenamos de un gran gozo por la vida que poseemos, y en los momentos de cruz necesitamos girarnos y ver al Señor para que nos llene de fortaleza una vez más.
El Señor se complace en aquel que hace propia la vida del reino, el anuncio y la puesta en práctica de lo que significa este anuncio. Podemos resumirlo en tres puntos, la iglesia sirve a Dios dándole culto, sirve a los más pobres en sus necesidades y evangeliza comunicando el mensaje de Jesús a toda creatura.
La compañía del Espíritu es indispensable para un cristiano, de hecho, sin Él no podemos hacer nada, todo lo bueno que hagamos es por inspiración suya. En Jesús vemos cómo Dios se hace presente en su vida y, también, ayuda a que su reino de justicia y de paz se haga presente. Dios conoce lo más profundo del corazón humano y conoce su sed de justicia por lo que se la da en la medida que éste lo acepta en su vida. Los signos que acompañan al Señor son pasos que da en el plan salvífico que Él tiene para todos nosotros. Quien necesita curación, Dios le concede este don; a quien le hace falta fortalecer su fe, Dios está ahí como baluarte firme; quien necesita alejarse del pecado, Dios es un refugio seguro para fortalecer el espíritu.
El mensaje de Cristo es algo que se debe anunciar con fuerza por todo el bien que hace a la gente que lo escucha, sin embargo, el Señor quiere que se empiece a anunciar hasta después de que haya hecho su gran predicación con lo que hasta las piedras gritarán su nombre, quiere esperar el momento para comenzar la nueva era de la cruz gloriosa donde las cosas adquirirán un nuevo sentido.
«Jesús nos prepara siempre para las pruebas y en las pruebas está con nosotros, no nos deja solos. Nunca. Lo segundo, podemos tomarlo de las palabras de Dios: “Este es mi Hijo, el amado. Escuchadle”. Este es el mensaje que el Padre da a los Apóstoles. El mensaje de Jesús es prepararlos, haciéndoles ver su gloria; el mensaje del Padre es: “Escuchadle”. No hay un momento en la vida que no se pueda vivir plenamente escuchando a Jesús. En los momentos hermosos, deteneos y escuchad a Jesús; en los momentos malos, deteneos y escuchad a Jesús. Este es el camino. Él nos dirá lo que tenemos que hacer. Siempre. Y vamos adelante en esta Cuaresma con estas dos cosas: en las pruebas, recordad la gloria de Jesús, es decir, lo que nos espera; que Jesús está presente siempre, con esa gloria para darnos fuerza.»
(Homilía de S.S. Francisco, 23 de febrero de 2018).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy, escucharé con atención las inspiraciones que me haga el Espíritu Santo y las pondré en práctica.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.